lunes, 14 de febrero de 2011

la pareja it

Hablando de San Valentín, he aquí la “dupla” de la moda más compenetrada del momento. Ya sabemos que en este business tener una unión consolidada es medio camino para el éxito, principalmente si tu marido es heredero de una marca de peleteros y tu la futura dueña de una marca de marroquinería o si estás intentando empezar tu propio negocio y tu pareja es un “coco” para la economía o las finanzas. Miuccia Prada y Patrizio Bertelli, Giorgio Armani y Sergio Galleotti, Donna Karan y Stephan Weiss o YSL y Pierre Bergé son sólo algunos de ejemplos de parejas cuyos miembros han encontrado el equilibrio juntos en el campo personal bien como en el laboral.

Scott Schuman y Garance Doré son otro caso… Él, ex director de un showroom de moda masculina, ha sido el gran responsable por la reciente mediatización de una práctica ya antigua, y muy utilizada por el estilista Ray Petri, de traer para el “estrellato” a gente anónima de la calle con sus defectos pero también con sus calidades y estilismos únicos. Su blog, The Sartorialist, de street stylers y trensetters callejeros (del cual también se editó un libro) dio la vuelta al mundo, pero no fue eso que impulsó el trabajo de su novia, la francesa Garance Doré.

Ella, ilustradora y la típica fashion victim parisina, de aquellas que siempre incorpora a sus estilismos uno o varios detalles muy personales, se ganó por merito propio el cariño del publico. Su blog individual, donde nos cuenta cada semana a través de fotografías de su propia autoría, ilustraciones o textos geniales de tan cercanos que resultan cuales las andaduras de diseñadores y fashionistas, tiene tantos seguidores como el de su novio. Y muchos de ellos ni son comunes. Los que sí son comunes, como es mi caso, se dan cuenta del equilibrio que esta pareja logró encontrar entre la vida personal y las carreras de cada uno, que incluso cuando se cruzan casi parece que no se tocan, además del cariño que cualquiera de los dos enseña en su blog hacia el otro. A mí me parecen enternecedores…

PD. Además me encanta como ella es un poquito más alta que él, principalmente cuando lleva tacones, ¡y no pasa nada!


sábado, 12 de febrero de 2011

D.MCQ


Febrero está casi llegando al final y, por segundo año consecutivo, el mes quedó marcado por una noticia que sorprendió todos los que trabajan o se interesan por el sector de la moda. 

Este fin de semana hemos visto como John Galliano era apartado (al menos temporalmente) de Dior y hemos temblado ante la posibilidad de que, el día 4 de marzo, el diseñador no salga al final de la presentación de la colección prêt-à-porter para el próximo otoño/invierno de la marca para recibir los aplausos por las prendas que él creó. La verdad es que no me extrañaría nada si me dijerais que este escenario os provoca una rara sensación de déjà vu… ¡Porque a mí me pasa exactamente lo mismo! Hace más o menos un año hemos vivido una situación semejante cuando, el día 9 de marzo, una vez terminado el desfile de presentación de la línea que había preparado Alexander McQueen para su casa este no estaba para saludar público y prensa. 

El 11 de febrero de 2010, el creador británico había abandonado por su propia voluntad el mundo de la moda (y el terreno) privándonos a todos de descubrir lo mucho que su desenfrenada creatividad aún podría generar. Sin embargo, no todo han sido malas noticias. En octubre pasado hemos podido comprobar como la firma sigue viva y pulsante, arrullada por la que había sido durante los últimos 14 años la ayudante de McQueen. 

Las colecciones (al menos hasta el momento) no han prescindido ni un poco del romanticismo originario o del contraste de conceptos que el malogrado diseñador siempre les imponía. Fragilidad vs. fuerza, tradición vs. modernidad y fluidez vs. severidad siguen siendo marcas de cada una de las prendas McQueen. Los desfiles tampoco han perdido su carga emocional y cruda energía. Pero, entonces, ¿qué perdemos con su muerte? 

Una pregunta claramente retórica porque, sin hacer el mínimo esfuerzo, puedo acordarme instantáneamente de algo aparentemente sencillo que se perdió con su partida. 

Alexander McQueen, tan sólo 14 meses antes de morirse, había protagonizado un vuelco en la historia de la moda. Fue el primero en (intentar) exhibir, a 6 de octubre de 2009, un desfile de moda en streaming. Ahora, ya otros jóvenes diseñadores unen con maestría su labor creativa al interés por las nuevas tecnologías, haciendo de sus desfiles una experiencia para todos los sentidos y para todo el mundo, literalmente. Estoy por ejemplo pensando en Cristopher Bailey, que a cada show va un paso más lejos en esta caminada online. Pero el primer en dejar que las nuevas tecnologías entraran de lleno en sus espectáculos, el visionario, ha sido McQueen. 

Lejos han quedado los tiempos de las pequeñas y grandes Pandoras que llevaban meses recurriendo Europa, llegando muchas veces a su destino cuando la estación ya estaba cerca de terminar. Hemos también dejado atrás los diseñadores “egoístas”, como Balenciaga o Givenchy. Hoy, para existir en la moda, hay que ser visto. Ya lo dijo Margarita Riviére en los setenta, en su obra Moda: ¿Comunicación o Incomunicación?. “La moda requiere ser vista para ser imitada y aceptada”, pronosticó. Y, aunque hasta Alexander McQueen algunos diseñadores hayan intentado poner esto en práctica de una manera más o menos global, más o menos exitosa, ha sido el británico quién mejor supo beneficiarse de la modernidad y de las nuevas tecnologías para hacerse visible a nivel mundial. 

La compensación por su papel pionero en el sector, por haber logrado hacerse tan visible, fue el hecho de que su muerte haya sido sentida en unísono en todo el planeta. En el día 11 de febrero de 2010 todo el mundo estuvo unido por un mismo espanto, un mismo sentimiento de pérdida, un mismo adiós. 

Un año después, y a través de imágenes de algunas de sus colecciones, me gustaría volver a homenajearle. 

Colección de Primavera/Verano 2001

Colección de Otoño/Invierno 2001

Colección de Primavera/Verano 2002

Colección de Otoño/Invierno 2002

Colección de Primavera/Verano 2003

Colección de Otoño/Invierno 2003

Colección de Primavera/Verano 2004

Colección de Otoño/Invierno 2004

Colección de Primavera/Verano 2005

Colección de Otoño/Invierno 2005

Colección de Primavera/Verano 2006

Colección de Otoño/Invierno 2006

Colección de Primavera/Verano 2007

Colección de Otoño/Invierno 2007

Colección de Primavera/Verano 2008 

Colección de Otoño/Invierno 2008

Colección de Primavera/Verano 2009

Colección de Otoño/Invierno 2009

Colección de Primavera/Verano 2010

Colección de Otoño/Invierno 2010

Texto de: Mafalda Soares Caldas
Fotos de: Style.com


viernes, 11 de febrero de 2011

(500) Days of Summer

¿Sabéis esas situaciones en que de la nada alguien os dice una palabra nueva, os habla de una persona de la cual nunca habíais escuchado o veis una imagen que hasta entonces nunca habíais visto y, a partir de ese momento, parece que esa palabra, persona o imagen no para de surgir? Estoy segura de que sabéis exactamente de lo que hablo… Pues mi déjà vu particular del último mes es precisamente “(500) Days of Summer”. La película está por todas partes. Entro en blogs que me gustan y ¡bham!, ahí están fotogramas de la película. Estoy charlando con mis amigas y ¡bham!, surge una alusión a esta película de culto que habla del verdadero amor. (No confundir con el amor de verdad, sino con el verdadero amor, ese que nos llena el estómago de mariposas pero que con el tiempo puede ser crudo y doloroso).

Bueno, pero no es directamente de esta película que os quiero hablar (aunque la época sea ideal), sino de cómo, aprovechando el hecho de que al momento ella parece no querer salir de mi vida, y tomando como escusa su titular, he buscado los 500 looks para la próxima Primavera/Verano de algunos de los creadores que desfilan en las principales pasarelas nacionales e internacionales. 

En línea con la temática del post de ayer, el color, que por ahora todavía no se hizo hueco en nuestro guardarropa pero con el que llenaremos nuestra vida en los próximos meses, os dejos con lo que serían mis (500) Days of Summer ideales (si estos fueron mis atuendos, ¡claro!). 





































































































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