Chanel, incluso después de muerta, sigue engendrando su gran venganza: vestir de pobres a las niñas ricas. Lagerfeld es su fiel ejecutor hasta los días de hoy y en el inicio de este mes ha vuelto a cumplir su misión.
La infancia de Coco estuvo muy marcada por la diferencia de clases, entre ella y las demás niñas de su colegio donde junto con su hermana fueron educadas por “caridad”, una vez que eran huérfanas de madre y habían sido abandonadas por su padre, y la rabia por esta realidad jamás abandonó la modista.
Su ropa era austera porque era un reflejo de su gusto personal y una respuesta a la necesidad de libertad que las mujeres de su tiempo no sabían qué significaba pero que ella conocía bien, pero también porque era el objeto de su gran venganza. Además de los sombreros depurados de accesorios, de las prendas de punto o inspiradas en los trajes de trabajo masculinos, del negro de sus colecciones que todavía era una reminiscencia de su uniforme de pequeña, también los complementos Chanel eran diferentes de las joyas que tradicionalmente se llevaban… y siempre falsos.
En una época en la que las mujeres eran un escaparate ambulante del poder adquisitivo de sus maridos, desfilando por las ciudades encasilladas por trajes caros y cargando joyas verdaderas, Chanel inventó el concepto de bisutería. Sus accesorios eran ricos en detalle, porque estaban hechos con técnicas de joyería, pero no en valor, una vez que sólo contaban con piedras falsas.
Más tarde, durante la crisis de los años 30, el gremio de los joyeros de Francia le pidió que incorporara piedras verdaderas a sus accesorios, para ayudar el sector a revivir, a lo que ella accedió creando para el efecto un remake de su primera colección pero esta vez con zafiros, esmeraldas y diamantes de verdad. Sin embargo, con el tiempo y ya después de la muerte de Coco la marca ha vuelto a fabricar piezas de fantasía. Eso sí, siempre sin perder la influencia de las joyas de los zares, los bizantinos y los bárbaros con las que Chanel se familiarizó mientras salía con el ruso Dimitri Paulovitch.
El pasado día 7 de diciembre 67 looks compuestos por prendas y accesorios con estas influencias han vuelto a pisar una pasarela en la casa de la Calle Cambon, pero esta vez han sido diseñadas por Karl Lagerfeld. Son parte de la pre colección de la marca, o colección crucero, a la cual dieron el nombre de París-Byzance, y siguen la tendencia de vestir (o en este caso “accesorizar”) a las niñas ricas como si fueron pobres idealizada por Madeimoselle Chanel.
Muy bonitas las diademas pero... me parece que a Chanel de pobre... no le queda nada de nada... esperaremos a que salga la versión H&M ;)
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