miércoles, 28 de abril de 2010

de puertas hacia dentro

Moda y arquitectura vuelven a juntarse en un mismo edificio. Y, esta vez, con el plus del design. El pretexto para esta interesante reunión ha sido la inauguración del Hotel Armani en Dubai.

Ayer el modisto italiano y el director de la empresa Emaar Properties, una constructora árabe que está entre las más grandes del mundo, han abierto las puertas de su primera obra conjunta. El primer de muchos hoteles que ambos planean construir juntos.

Las 160 habitaciones que componen el hotel están situadas en la Torre Burj Khalifa, que se quedó completa en enero de este año y tiene ya el título de edificio más alto del mundo, y ocupan tan sólo seis plantas. Al largo de ocho plantas más, Armani se dedicó a diseñar 144 apartamientos de lujo.

El Hotel Armani, que ninguno de los dos socios quiso decir cuanto costó, es la primera obra mediática a ser inaugurada en este estado miembro de los Emiratos Árabes Unidos desde el inicio de la crisis económica. En 2002, cuando se abrió la posibilidad de comprar y construir en Dubai a empresas extranjeras, el estado se puso de moda y se ganó un puesto de destaque en el mapa mundi de las estrellas del espectáculo y de los grandes inventores mundiales. Pero exactamente porque este boom de mediatización e inversión ha sido tan grande y tan rápido, la caída también ha sido vertiginosa. En 2009 Dubai registró grandes pérdidas en el sector del turismo. Así se explica la importancia añadida de la apertura de ayer no apenas para el sector de la moda y design pero también para el de la economía. Esta es la inyección de confianza que la “Las Vegas del desierto” necesitaba.

Quizás por saber que las finanzas de los más ricos se resintieron a par con la recesión económica mundial, a la hora de idealizar su hotel, Armani huyó de las señales obvias de opulencia que son tan características de Dubai y se decantó por la simplicidad. Aunque el diseñador nos intente vender la moto de que “menos es más” y de que hizo este hotel a la imagen y semejanza de sus colecciones de ropa, donde aplica a menudo esta filosofía, quién conoce su obra como modisto sabe que el italiano puede muy bien ser extravagante. No en la forma, es cierto, pero en la materia. La línea Armani Privé es un buen ejemplo de eso, donde la riqueza de tejidos y acabados puede ser tan over the top como el patrón más extravagante de Vivienne Westwood.
Aquí el principio es el mismo. La forma, el estilo común a todas habitaciones en general, es más bien minimalista; pero la materia, los detalles que pensó para cada una de ellas, son lo que les da valor.

O sea que desengáñense los que ya estaban pensando que este podría ser un hotel barato con diarias asequibles. Su habitación más barata cuesta algo como 560 euros al día. Las paredes acolchadas con tejidos lujosos y pieles trabajadas a mano de Florencia, los suelos cubiertos con Tatami japonés, el mármol verde bamboo de los baños que vino de Brasil, los muebles Armani Casa confeccionados con roble y acabados en metal líquido que fueron diseñados exclusivamente para cada una de las habitaciones o la pantalla LCD más grande del mundo que está en el bar del hotel ¡los tienen que pagar alguien!

En 2011 Armani y Emaar Properties esperan estrenar un proyecto semejante en Milán y ya están pensando en otras incursiones en el sector inmobiliario y turístico para los años siguientes, como un resort en Marrakech o unas villas habitacionales en la ciudad de Marassi en Egipto.


lunes, 26 de abril de 2010

diseñadores premiados

El jueves pasado terminó más una edición del concurso/ reality Project Runway. Esta vez, a pesar de toda la creatividad y detallismo demostrados por Emilio Sosa durante toda la séptima temporada, el dominicano no logró sorprender y perdió para su frenemy Seth Aaron Henderson (en la foto). Una derrota y una victoria muy justas que no hacen más que dejar al descubierto que en la moda nada está garantizado.

Por ejemplo, a lo largo de las temporadas pasadas de Project Runway yo me hice fan y defendí mentalmente a muchos diseñadores que se han quedado por el camino. Algunos de ellos, como Chris March, son actualmente buscados por divas del cine o de la música para vestirlas. Meryl Streep es una de las mecenas de Chris y este año, incluso, llevó una creación suya a la ceremonia de los Oscars.

Pero no apenas Chris March merece nuestra atención. Aunque la primera temporada la haya ganado un justo vencedor, me hubiera gustado ver al divertidísimo Austin Scarlett en Bryant Park. Pero quizás como diseñador, a pesar de su buen gusto y excentricidad, él no tenía madurez suficiente. Analizando las siguientes entregas tampoco termino de estar de acuerdo con algunas decisiones de los jueces. Ya sé, ya sé, ¿quién soy yo ante Nina Garcia, Michael Kors o Heidi Klum? Una simple bloggera; sin embargo creo que los tres han dejado pasar a varios talentos.

En la segunda temporada me encantaban las creaciones de Nick Verreos. De hecho hoy en día el diseñador es conocido por su blog de crítica de moda y por sus comentarios en distintos programas televisivos. A la final llegó otro de mis favoritos, Daniel Vosovic, pero la verdad es que se podía ver en las creaciones del joven trazos característicos de un proyecto de estudiante recién salido de la universidad y Heidi ha tenido que decirle “auf Wiedersehen".

En la tercera temporada, para gran pena mía, Keith Michael no supo hacer las cosas bien y fue expulsado del concurso. Cuando digo que no supo hacer las cosas bien no me refiero a lo que hacia en el maniquí sino a lo que hacia fuera del set. El concursante, uno de los favoritos para estar en el podium, infringió las reglas de la competición y llevó para el hotel algunos libros de patronaje. En el momento que Tim Gunn le confrontó dijo nunca haberlos utilizado, sin embargo su actitud de vencedor por anticipado pudo más que él y el hallazgo de los libros sólo fue la gota de agua. En esta edición no puedo dejar de recordar a la finalista Laura Bennett, una arquitecta con muy buen gusto y conocimientos de estructuración que casi casi ganó el gran premio.

En la temporada siguiente hubo pocas sorpresas. Christian Siriano fue el vencedor incontestable. Su juventud (era el más joven concursante de Project Runway hasta la fecha) y fresca creatividad lo conquistaron todo. Sin embargo, mi corazón se quedó con Jillian Lewis. Su amabilidad y sus creaciones románticas, que tenían como marca los pliegues impecablemente hechos, merecían algo más. La consagración llegó un poco más tarde cuando, en una prueba post-programa, la producción pidió a los concursantes que crearan tres looks para que fueran votados online y la diseñadora se reveló la favorita del publico.

Esta fue también la edición en la que Cris March participó y en que Jack Mackenroth tuvo que abandonar la competición por una infección en la cara relacionada con su SIDA. Su salida posibilitó que el protégé de Meryl Streep, eliminado en el desafío anterior, pudiera volver a la Parsons.

La quinta entrega terminó con apenas mujeres enseñando lo que valían en la semana de la moda de Nueva York. Y aunque Leanne Marshall haya salido vencedora, Kenley Collins se llevaba mi voto. La forma genial como ella usaba y abusaba del color contrastaba con la simplicidad de las creaciones de la otra diseñadora. Sin embargo los volantes de Leanne han podido más. La actitud de niña mimada tampoco ayudó a Kenley, que durante la apreciación final fue acusada por los jueces de inspirarse en otros diseñadores.

En la penúltima temporada también fue muy bien entregado el premio, a Irina Shabayeva. Sin embargo, han dejado escapar a promisorios artistas como Althea Harper, con su talento para el punto, a Carol Hannah Whitfield, un verdadero genio a la hora de crear bonitos vestidos de ceremonia, y a Ra'mon-Lawrence Coleman, un médico con sueños de diseñador y con algo de Hervé Leger en sus creaciones. Este último, en mi opinión, fue dispensado en una fase demasiado prematura de la competición. Una pena que los espectadores no hayamos podido ver un poco más de lo que podría llegar a crear.

El la temporada que terminó la semana pasada, la gran injusticia la han cometido con Jay Nicolas Sario. A pesar de que en su colección final haya presentado propuestas mucho más complejas e interesantes que las de su competidora directa, Mila Hermanovski, no logró convencer y perdió la oportunidad de pisar la pasarela de Bryant Park. Una concursante que también prometía mucho, pero que ha salido por su propio pie, desmotivada tras semanas sin ganar ningún desafío ni escuchar ninguna critica positiva de los jueces, ha sido Maya Luz.

Así se prueba que los “vencedores” en esta área dependen siempre de los ojos de quién mira.


domingo, 25 de abril de 2010

antes del atardecer

El pasado viernes fue Sant Jordi. Un día siempre muy especial en Barcelona y que esta vez estuvo lleno de momentos que recuerdan a la películas que da nombre a este post.

"Antes del atardecer" habla de libros, de paseos y de charlas. Una peli llena de sutilezas y referencias al amor maduro. En los 80 minutos que dura podemos asistir al crecimiento de una historia de amor, embalado por una charla continua y un paseo por la ciudad de París. Esta es quizás una de mis películas favoritas y el viernes no me salía de la cabeza. ¿Por qué será?

Seguramente porque el día de Sant Jordi es un día que siempre invita al paseo, a que la gente salga a las calles de su ciudad y descubra lo que esconden los miles de libros que se venden en las paradetas y tenderetes que las varias librerías montan en las aceras. Es también la oportunidad perfecta para conocer nuevos rincones de Barcelona, cuanto más no sea porque en el intento de huir de la amalgama de gente que camina por las calles del centro uno siempre tiene la tendencia de adentrarse en las callejuelas del Gótico o del Borne.

Y esto fue lo que me pasó a mí. Sola, al contrario de los protagonistas de la película, estuve toda la tarde paseando por las entrañas de la ciudad. Hasta encontrar a Room. En un callejón estrecho y oscuro del Borne, esta tienda es un reducto de luminosidad y color. Contrastando con todas sus tiendas vecinas de la calle Flassaders esta pequeña tienda es más clara y menos minimalista.

Una vez dentro es como si hubiéramos entrado en un mundo de cuento de hadas o, mejor diciendo, en la sala de estar de una vieja señora llena de historias que contarnos. En el medio existe un sofá y una pequeña mesa de té donde todas las tarde uno se puede sentar y merendar los deliciosos cupcakes que la joven propietaria de la tienda también vende. “Queremos reivindicar la merienda”, explica María Roch, diseñadora de moda y el cerebro por detrás de Room. “Queremos que a partir de ahora deje de ser sólo un simple café que bebemos corriendo a las seis de la tarde”. Una muy buena idea, principalmente si tenemos en cuenta que el espacio, que recuerda a una acogedora sala de estar, invita a ello.

La estética de su propietaria está en todas partes y en esta tienda todo son detalles y pequeños guiños al cuotidiano. Libros abiertos, gafas dejadas, una jaula de pájaro con una lámpara dentro, un colgador donde reposan sombreros, las pasteleras con los cupcakes dentro y muchos espejos y marcos vacíos habitan este espacio. Aquí la duda es, ¿qué es decoración y qué se vende?

La ropa y complementos son extremamente variados. Alpargatas, sombreros de paja, gafas de sol, anillos, collares y pulseras que reproducen objetos de la vida misma, bolsos de piel, cinturones con aplicaciones, pañuelos de punto, túnicas y vestidos de seda, faldas y pantalones de viscosa, entre muchas otras cosas. Los tonos pastel y terráqueos imperan y complementan en la perfección la albura de la tienda. Son también los tonos de la última colección que María diseñó para la marca que tenía en común con una amiga, Muda. Siendo que muchas de las cosas de la marca se pueden encontrar también aquí, en este rinconcito de Borne. En esta tienda de amigos; donde uno puede venir y, aunque no conozca a la propietaria, será recibido como si hubiera entrado en casa de María Roch.

miércoles, 21 de abril de 2010

rojo pasión...

...el vestido de Leonor Watling ayer en el concierto que Marlango dio en el Teatre Liceu. Largo, en seda roja, con un escote cruzado que ataba a un lado con un lazo, la espalda abierta y un pequeño volante al final, que arrastraba en el suelo y casi nunca dejaba ver sus botas de agua.
El look le pegaba tanto a la vocalista del grupo como contrastaba con la lujo de la sala. Un estilo sencillo y más bien hippie, enmarcado por su larguísimo pelo suelto, que en algunos momentos logró traerme a la memoria el guardarropa de Keira Knightley y Sienna Miller en la película “The Edge of Love”.

Me acuerdo perfectamente de la primera vez que escuché las canciones de Marlango. Empezaba a trabajar como periodista. Había recién salido de la universidad y me habían cogido en la redacción de Focus, una news magazine alemana que existe en otros países como Italia o Portugal. En fin, todo el mundo sabe que a las redacciones de lo periódicos, revistas y programas de televisión llega de todo. En este día había llegado el CD de debut de estos españoles: Automatic Imperfection. El departamento que hacía el suplemento de cultura lo escuchó, hizo una nota breve y luego distribuyó el CD. Algunas de las cosas que llegan se guardan en los archivos, pero la mayoría va a parar a la casa de algún de los periodistas o becarios. Si fuera otro grupo seguro que hubiera habido disputa para ver quién se quedaba con el CD, pero como se trataban de unos perfectos desconocidos españoles, en cima cantando en inglés, no hubo candidatos, por eso el jefe de redacción sentenció: “¡Para la española! ¡Que se lo quede la española!”

La española era yo. En la época ya había vivido en Madrid y se podía ya ver en mí muchas influencias de España. Entre ellas el gusto por determinados grupos, escritores y directores españoles. O sea que la española se lo quedó encantada. Y más cuando llegó a casa y se puso a escuchar el CD. La belleza de las letras, el poder del piano de Alejandro y de la trompeta de Oscar, la profundidad de la voz de Leonor, me cautivaron luego en aquel momento. Desde entonces, me hice cada vez más y más fan. Y ayer me lo pasé genial, principalmente cuando la vocalista entró y pude ver que Leonor si que sabe como vestirse para un concierto. No hay nada más triste que admirar a una cantante y ver que cuando sube al escenario viene vestida de calle, como se vestiría para pasear a su perrito por la manzana, como pasó el año pasado con Katie Melua. Ayer, ¡Leonor no desilusionó!

Estaba perfecta incluso vista desde la quinta planta, donde estaba yo. Lo único que faltó fue jugar un poco más con su vestido, como hizo en “Dance! Dance! Dance!”, cuando lo levantó, giró, agitó el volante y sacó provecho de la rueda natural de la prenda. En fin, todo contribuyó para dos horas y media de puro placer.

A la misma hora, el Barça perdía frente al Inter del siempre-tan-llano-de-estilo-Mourinho. Estoy solidaria con los catalanes pero creo que en estas cosas, cuando nuestro equipo nos da alguna tristeza, no hay nada como girarnos hacia la selección nacional. El Mundial de Sudáfrica está casi llegando y ya nos podemos ir comprando los atuendos con que asistiremos a los partidos.

Pensando en todo el hemisferio norte que estará viviendo su verano mientras transcurre el campeonato, la marca de chanclas Havaianas creó unas ediciones especiales para los aficcionados al fútbol.

Este año la “torcida” contagia también a los pies. Una excelente idea teniendo en cuenta que en esta época del año todo el mundo va con chancletas sí o sí.

Las de España son rojas pasión. Rojas por el color de la bandera y por la pasión futbolística.


martes, 20 de abril de 2010

de incógnita

Es increíble la cantidad de sitios donde la moda puede ir a buscar inspiración y lo contrario también lo es. Hace una semana leí en el periódico una noticia que me llamó mucho la atención, no apenas por la historia de vida que contaba en pocas líneas pero también por la foto que la ilustraba.

José Manuel Íñiguez es natural de Valencia pero a los 18 años juntó el dinero que tenía ahorrado y se fue a estudiar a Japón. Pasados 11 años cursando la carrera de desarrollador y viviendo allí ha vuelto a su ciudad natal, donde en el 2009 abrió su empresa de creación de videojuegos. Este año Akaoni Studio saltó de Valencia para las páginas de los periódicos de todo el mundo por haber creado Zombie Panic in Wonderland, el videojuego del momento. Un casete para la Wii que fue campeón de ventas en la tienda online de Nitiendo en Japón, la WiiWare. Estaréis pensando vosotras: ¿y todo esto qué tiene que ver con moda?

En la foto que ilustraba la noticia se podía ver una versión anime de Alicia en el País de las Maravillas, vestida con un vestido azul palabra de honor con una pequeña falda tutu. Esta Alicia, que en la imagen a pesar de su ultra feminidad empeñaba a una pesada ametralladora, es una de las heroínas de Zombie Panic in Wonderland y la pieza que completa este puzzle.

Su estética que oscila entre la inocencia de las protagonistas de cuento de hadas, la fuerza de las guerreras de videojuegos y la sensualidad de las muñecas mangas despertó mi curiosidad y desveló un mundo donde también se respira moda.

Las compañeras de aventuras de Alicia en Wonderland son Caperucita, Blancanieves, entre otras heroínas. Todas están impecablemente vestidas. Muy modernas, muy cómodas, o no tuvieron ellas que saltar, correr, luchar por sus vidas. Dorothy del Mago de Oz (en la foto) lleva unos zapatos de tacón bajito con una flor delante que recuerdan a los modelos que se vieron este año en la pasarela de Valentino, Moschino y John Galliano. Una liga con una flor que hace nuestra mente saltar en el tiempo para el desfile de Chanel, donde las modellos llevaban ligas y cadenas tatuadas en las piernas. Y unas trenzas, como todas las demás mujeres en este año. Blancanieves lleva unas botas por encima de las rodillas, como las que se pusieron de moda en el último invierno. Una otra guerrera lleva unas orejitas de conejo que nos traen a la memoria el accesorio que Marc Jacobs eligió para sus modelos llevaren en la cabeza en el desfile de la colección otoño/invierno 2009 de la marca Louis Vuitton.

La relación con los personajes que inspiraron cada una de las muñecas de este videojuego es muy sutil. Al contrario, el guiño al mundo de la moda está en todas partes.

En los últimos años la industria de los videojuegos ha mejorado mucho sus gráficos y posibilidades de acción. Con ello, también se ha aproximado de otras áreas de interés. La belleza y la estética son de sombras conocidas aliadas de este tipo de juegos. Hacen con que sean más apreciados tanto por chicas como por los chicos. Tomb Raider y su heroína Lara Croft son apenas uno de los ejemplos de un personaje virtual que junta fuerza, sensualidad y estilo. Sin embargo, nunca antes me he dado cuenta de un videojuego cuyo diseñador haya pensado tan detenidamente en los atuendos de sus personajes. En Zombie Panic in Wonderland los detalles son de conocedor.

Es bueno saber que de alguna manera los niños y niñas que se pasan el día de consola entre las manos tienen algo que les aproxima un poco del mundo a su alredor y les ayuda a perfeccionar su buen gusto y sentido estético.


sábado, 17 de abril de 2010

de bodas

Lejos van los tiempos en que todos los grandes desfiles acababan con el vestido de novia majestuoso e inmaculado. Hoy casi todos son más bien extravagantes merengues de creatividad y técnicas arrojadas, sin duda la llave de oro que cierra el espectáculo, pero ninguno muy usable. Ahora, si una quiere buscarse vestidos de novia tiene que mirarse, una por una, todas las páginas web de las marcas especializadas hasta encontrar algo que sea adecuado a las bodas “reales”.

Tranquilidad, que esta intensa búsqueda no es para mí… Apenas cumplo una promesa. Para una de mis grandes amigas y fan de mi blog, aquí quedan mis sugerencias.

En las colecciones de Alta Costura de Dior o Chanel es imposible encontrar algo, los volantes y los volúmenes son la nota fuerte del año y un show stopper, en el malo sentido, para mi amiga. Las mujeres con curvas en el día más importante de su vida, bien como en los demás, no deben osar ponerse este tipo de vestidos. Lo mejor es optar por uno con un corte más recto. Rosa Clará tiene dos modelos que me encantan. Robin y Ros son dos vestidos blancos nucleares, porque en algunas cosas la tradición aún es lo que era, que caen directos desde la cintura hasta los pies.

Uno tiene un escotazo, para las que estarán casadas pero no muertas, todo bordado con cuentas y una capa ligera que cubre toda la parte de bajo de la prenda. Un vestido que pide un velo más bien simple, sin nada de encaje, para no desviar la atención del bonito trabajo manual del busto.

El otro es un modelo de inspiración oriental, que recuerda un poco a las geishas japonesas, siempre tan llenas de amor para dar. Es un vestido sin ningún detalle súper elaborado, cuyo encanto reside en su corte especial. Al contrario del otro, este pide un velo extravagante, que contraste con el vestido.

A parte de las propuestas de la marcas tradicionalmente de novias podemos siempre echar un vistazo a las creaciones de diseñadores “generalistas”. Estuve buscando en las marcas que le encantan a mi amiga y que siempre se pone, como Carolina Herrera (ver enlace) o Prada (ver enlace), y ningún atuendo podría pasar por vestido de novia. Este año en las propuestas de ambas diseñadoras abunda el color. O sea que nada.

Sin embargo en la colección de Alta Costura de Elie Saab y en Armani Privé encontré vestidos que pueden muy bien ser adaptados a una ocasión como esta. Yo lo tengo claro, si un día me caso mi vestido será diseñado por mi y confeccionado por mi modista de toda la vida, la misma que hizo mis vestidos de pequeña, los de mi madre, los de mi abuela. Con o sin inspirarme en vestidos de costureros famosos, diseñaré algo que sea mi cara y que se adapte a mi cuerpo. Pero puedo entender que no todo el mundo quiera perder su tiempo y paciencia, cuando hay muchos otros detalles que organizar, costumizando su vestido de novia. Por eso en las colecciones de ambos diseñadores intenté encontrar las propuestas más claras de todas, que necesitarían los mínimos cambios posibles.

En ambas colecciones imperan los vestidos fluidos, con telas ligeras que facilitan la libertad de movimientos. O sea, lo ideal. Pero las transparencias y los diseños con miles de cristales bordados a mano también son tendencia según ambos. Y juntar todo esto en un vestido de novia puede parecer un poco over the top. ¡Pero no es una misión imposible!

De Elie Saab me llamó especialmente la atención este modelo pastel de corte sirena con unas pequeñas y ligeras mangas que tapan los hombros y parte de los brazos. El escote redondo también puede ser muy favorecedor. Además, el tipo de caída del vestido resulta muy cómodo para llevarlo todo el día y poder moverse fácilmente, algo esencial cuando se tiene que arrodillar, posar, bailar y caminar abajo y arriba para cumplimentar todos los invitados, lo normal cuando uno se casa. Este es un atuendo que pide un velo del mismo tono y unas flores que sean la gota de color en el medio de tanto pastel.

De Armani Privé elegí un vestido de rueda, con escote palabra de honor y todo de capas. Una obra de arte que dispensa velo pero que exige un bonito tocado, tiara o cualquier otro accesorio de pelo que ocupe por ejemplo todo un lado de la cabeza. Las flores: sugiero algo en cascada, como en vestido.

Sea cual sea su elección, lo importante es que en este día esté, como dice la música de la primera película de Sexo en Nueva York, "all dressed in love" (ver enlace). Que mi amiga, en el día de su boda, esté visiblemente cubierta de felicidad y amor es el mejor atuendo que ella puede llevar.


viernes, 16 de abril de 2010

pisando fuerte

En las tardes, como las de hoy, en las que hace un solecito tan bueno casi nos olvidamos de que abril es un mes en el que todavía llueve.

De hecho ahora, volviendo a casa del trabajo, he visto a una señora que parecía haberse olvidado de esto y que se paseaba alegremente con sus sandalias de tiras. Está bien que las sandalias eran un poco el toque final que su look exigía, un vestido berenjena de fiesta bajo una chaqueta negra con un corte de “sobre” que cerraba a un lado con un lazo. Las sandalias y su mini bolsito del mismo tono que el vestido que estaba colgado de su hombro por una cadena dorada… ¡Pero no es necesario pasarse tanto!

Quizás esta fue la forma encontrada por aquella señora de atraer al sol, que tema en no llegar, pero por mejor vestida y maquillada que fuera le mirabas a los pies y no podías evitar revirar los ojos.

Una buena manera de enfrentar estas temperaturas (y manifestaciones de la naturaleza dudosas) es adherir a la moda de los zuecos.

El calzado de madera típico del campo, por ser tan fuerte e impermeable a la suciedad que provoca el trabajo en las plantaciones, este año invade las ciudades. Y no sólo Chanel, en su desfile de la granja, puso de nuevo de moda a los zuecos. A par de Karl Lagerfeld también Marc Jacobs, diseñador de Louis Vuitton, lo hizo. En la presentación de su colección Primavera/Verano, a parte de influencias africanas, futuristas y deportivas, también hemos visto a muchos zuecos. Pero esta vez no campestres y bucólicos como las propuestas de Chanel, sino más étnicos. Con pequeños pedazos de madera, penas, lana y aplicaciones en metal incrustadas.

Todo un detalle original que no hace más que decir, para las que sepan leer en las entrelíneas: “los zuecos están de vuelta”.

Digo, están de vuelta, porque como casi todo en la moda los zuecos también ya han sido utilizados por nuestras madres y abuelas. Yo me acuerdo de mi abuela desde siempre con unos calzados. Dos de mis tíos viven hace muchos años en Alemania y en una época en la que en Portugal aún nadie llevaba zuecos ya mi abuela traía a los suyo de allí, cuando iba a visitar a sus hermanos.

Los zuecos de aquel entonces en nada se asemejan a los actuales. Eran sosos y más bien feos, casi como el calzado ortopédico. Los que este año se reinventan son, en unas y otras colecciones, modernos y llenos de detalles preciosos. 


miércoles, 14 de abril de 2010

manualidades

¿Quién no hizo collares de pasta pintada cuando en el colegio? ¿Por qué no revivir nuestra infancia? El otro día tuve esta idea y pensé que por más non sense que pueda parecer ahora, no deja de ser una afirmación de personalidad salir a la calle con un collar de niña pequeña. Seguro que pronto pronto la moda pegaría…

La última vez que fui a Kookaï entré en el probador y allí estaba él, el collar medio étnico medio infantil, compuesto por pequeños tubitos de metal pintados de colores. Alguien se lo había olvidado allí, o las dependientas lo habían dejado a posta para que las clientas se lo probaron (un poco como los chicles al lado de la caja del supermercado). Y la verdad es que conmigo, siempre tan permeable a este tipo de técnicas, surtió efecto. Me lo probé y me quede encantada. ¿Cómo que un accesorio tan simples, tan fácil de hacer, puede llamar tanto la atención?

Así surgió la idea de empezar a hacer collares de pasta. Pero no los típicos collares con las pastitas todas enfiladas en el hilo una después de la otra. No; sino algo que tenga un aire étnico, a semejanza del collar de Kookaï. Que en el medio de las pastitas coloridas enfiladas tiene, a la altura del escote, tubitos de pasta de diferentes tamaños depuestos horizontalmente.

Otra cosa que este año podemos recuperar de nuestra infancia son las labores. ¿Será que podemos acordarnos de lo que nos enseñaron nuestras abuelas en lo que se refiere a crochet, tricot, punto de cruz, medio punto, etc.? Yo, por las dudas, este año en navidades cuando estuve “en casa” hice un intensivo. Y, ni de casualidad, Chanel dicta que para este Verano llenemos nuestros armarios de prendas y accesorios en crochet. Es muy fácil. Y con apenas dos agujas, una lana, algo de imaginación y un poco de talento podemos hacer una infinidad de cosas. 

La ventaja más grande es que nos sale todo mucho más barato. Y que nadie tendrá nada igual. 


domingo, 11 de abril de 2010

the girlfriend look

2009 fue el año del boyfriend look. Las chicas hemos buscado y rebuscado en los armarios de nuestros chicos y hemos pasado el año vistiendo sus pantalones, sus camisas anchas, sus americanas… hemos adoptando también los zapatos de cordones y los cortes de pelo a la garçonne. Y todo, o casi todo, lo hemos lucido con la misma femineidad con que lucimos las prendas tradicionalmente “de chicas”.

Este año, el boyfriend look tiene competencia y son ellos quienes hocican en nuestros armarios y cajas de bisutería y se quedan con unas cuantas cosas.

La moda empezó con Marc Jacobs, que no tiene cualquier pudor en vestirse falda. Siguió con la osadía de hombres como Johnny Depp, Rupert Friend (en la foto) o Ed Westwick, en la gran pantalla como en la realidad. Y, a partir de entonces, un universo que creían que estaba vedado a los chicos se abrió ante ellos. Existen muchas teorías sobre la atracción que inspiran las mujeres en los hombres; más allá de la atracción física, sienten hacia nosotras una especie de curiosidad. Cómo funcionamos fisiológica y mentalmente es todo un misterio para ellos y siempre que tienen oportunidad de entrar de lleno en este universo, que les fascina, amedrenta y repulsa a la vez, no se hacen de rogar. En carnaval es común verlos disfrazados de mujeres, todos contentos por poder por algunas horas probar que es ser fémina. Más allá de lo que pueda decir cualquier teoría freudiana sobre esto, creo que este interés hacia nuestro universo se debe sólo a la “envidia” que sienten por la libertad que tenemos nosotras.

Hablo de libertad en términos de moda. La diversidad de patrones, estampados, colores que tenemos nosotras es mucho mayor que la que tienen ellos. Esto nos das muchas más posibilidades de conjugar y de jugar con la ropa y con nuestros cuerpos. ¿A quién no le gustaría tener, digamos, cinco prendas básicas en su armario y con ellas poder crear 25 looks distintos?

Pues este año estarán contentos. ¡Este año también pueden todo! Los que no se dejen acomplejar con miedos y recelos de parecer homosexuales se lo pasarán bomba. Pelo largo, ojos maquillados, pantalones piquillo, camisetas cruzadas en la espalda, pañuelos, mini bermudas, leggings, diademas, bisutería, estampados de flores, camisas rosas, jerseys lilas, sandalias planas de meter el dedo, bolsos de tela reciclable… nada les está vedado. Veamos cuantos son los que aprovecharán la oportunidad.

Lo único que me da un poco de pena, y quizás donde reside la más grande diferencia entre las originarias de Venus e los originarios de Marte, es la tendencia que ellos tienen para huir corriendo de situaciones que les parezcan típicas del sexo opuesto. Es en este sentido que hace unos líneas hablaba de la repulsa que (también) les inspira el universo femenino. Para la mayoría ponerse un pañuelo o un anillo es un atentado a su masculinidad. Cuando eso no es del todo cierto. A nosotras pasarnos el año de 2009 poniéndonos sus ropas no nos supuso ningún problema ni nos llevó a cuestionarnos nada de nada. Simplemente lo hemos puesto, salido a la calle así, y punto. ¿Serán ellos capaces de aceptar el girlfriend look como nosotras hemos aceptado el boyfriend look? Todos aquellos que se mostren seguros de si mismos, se traguen orgullos tontos y se pongan prendas o accesorios tradicionalmente de chicas como si nada, estarán aún más guapos y divertidos ante nuestros ojos. 


sábado, 10 de abril de 2010

no hagas lo que yo hago...


Hace unos días introduje, ligeramente, el tema de las copias en la moda… o de las inspiraciones. Y, ni a propósito, en el episodio de esta semana de America’s Next Top Model se habla exactamente de lo mismo. Según Jay Manuel, la industria de la moda pierde al año algo como 9,2 mil millones de dólares por culpa de las copias y falsificaciones
El tema es polémico, principalmente porque la línea que existe entre la copia, imitación, falsificación e inspiración es muy tenue. ¿Dónde termina la simple imitación de la obra ajena, por pura envidia (buena o mala), y dónde empieza el delito?

Se considera una falsificación siempre que alguien quiere hacer pasar por una cosa algo que no lo es, y el ejemplo más claro de esto son los bolsos “Louis Vuitton”, “Chanel” y “Gucci” que encontramos a la venta en las aceras de nuestras ciudades y que se exhiben sobre humildes sábanas presas a las manos de los “vendedores” por dos cordeles que se cruzan. La falsificación es punible, según el código penal, siempre y cuando se sorprendan en el acto a los que venden y a los que compran. 
Otra cosa son las copias, y en este caso probar que por detrás existen malas intenciones ya es más difícil. Un buen ejemplo son unas gafas que Tous lanzó esta temporada y que cantan, mires por donde las mires, Ray-Ban wayfarer. Para una vez que no incluyen el osito en algo, dichas gafas se parecen a un accesorio que más fácilmente hubiera sido creado por Ray-Ban que por Tous. Las líneas, las patillas en pasta azul (el mismo tono que el modelo con el mapa del metro en el interior), el detalle del nombre de la marca gravado a blanco en la curvatura de la lente… todo en estas gafas Tous ha ido a coger inspiración al best-seller de la marca americana. Y esto, claro está, no es punible. Apenas denota la admiración de Tous hacia las creaciones de Ray-Ban y hacia el éxito de sus gafas de sol. 
Lo mismo pasa entre las catalanas Desigual y Custo Barcelona. Ambas marcas son conocidas por los estampados multicolores/multimotivos de sus prendas, auténticos collages de retajos, y por estar constantemente acusándose mutuamente de inspirarse en el estilo una de la otra. Pero la verdad es que nunca las demandas interpuestas por Custo Dalmau hacia su coterráneo diseñador han tenido piernas para andar. 
Sin embargo, recientemente Custo ha tenido que ir nuevamente a los tribunales, esta vez como reo. El diseñador es acusado por Warner Brothers de haber incluido a Piolín en uno de sus estampados.  El caso remonta a 2005 y, una vez que el pajarito es un dibujo registrado por WB's, se considera que Custo cometió un crimen de violación de los derechos de propiedad industrial y que puede ser responsabilizado penal y civilmente. ¡De hecho lo fue! Lo condenaron ya a año y medio de prisión, pero sus abogados recurrieron de la sentencia y esperan ahora que se haga un nuevo juicio. 
Este último caso es un poco distinto de los que cité antes, porque se refiere a la apropiación de la propiedad intelectual ajena, pero es más un ejemplo para añadir a nuestra lista de cosas que ninguna marca en el mundo de la moda tiene necesidad de hacer. Cada uno debía afirmarse por su estética e ideas originales, sólo así se puede justificar que muchos diseñadores pidan lo que piden por sus prendas, porque la originalidad es un valor añadido que tiene su precio. 

miércoles, 7 de abril de 2010

¿moda?

Hace dos semanas paseando por el barrio chino de Barcelona (Sant Pere) me fijé en la cantidad de tiendas que tienen en su nombre la palabra “moda”. ¡Es una pasada!

Yo soy defensora de que la moda debe ser para todos. Mejor dicho, de que la moda llega a todos. De que incluso cuando Andy Sachs de “El Diablo viste de Prada” compró tan inocentemente en unos grandes almacenes su jersey de pico azul cerúleo, pensando que no se estaba para nada incluyendo en las tendencias, estaba comprando algo que los más grandes de la moda habían elegido para ella. Lo mismo pasa con las prendas que se venden en este tipo de tiendas, de alguna manera reflejan lo que pasa por las pasarelas más importantes a nivel mundial. Sin embargo, ¿con que legitimidad los propietarios de dichas tiendas se auto-intitulan de hacedores de moda? ¿Qué significa moda realmente?

Siguiendo con las consultas al diccionario, veamos que dice la Real Academia Española sobre esto. Moda: “(Del fr. mode).
f. Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país, con especialidad en los trajes, telas y adornos, principalmente los recién introducidos”. Bueno, la verdad es que no ayuda mucho. Ni la definición de la RAE es muy clara cuanto al significado de moda. Refiriéndose en parte al significado matemático del término, “modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo”, a la moda como algo que es común a una mayoría, para luego contradecirse diciendo que es una característica de las cosas “recién introducidas”.

Pues entonces, ¿qué es? ¿Quién la puede definir? Con el post de hoy estaré quizás abriendo una Caja de Pandora que jamás tendré la capacidad de cerrar, sin embargo me parece interesante que yo y cada una de vosotras hagamos esta reflexión.

La discusión me recuerda a una discusión real que tuve hace tan sólo media década con algunos de mis compañeros de universidad. Empezaba por aquel entonces mis estudios superiores y el tema caliente de esa tarde era la arte. En la época defendí con uñas y dientes mi teoría de que la arte es una exclusividad de las elites. De que sólo estos tienen y pueden tener acceso a la verdadera arte. Está claro que me acribillaron… con argumentos y comentarios seudoizquierdistas. Y ante todo eso yo me mantuve seria y firme en mis opiniones. Pero mentiría si dijera que cinco años pasados sigo pensando igual. Aunque recuerde muchas veces esta charla en el autobús a camino de casa, no fue en ese momento que cambie mi opinión. Sino cuando empecé a intentar aplicar el mismo principio a la moda.

Aunque la alta moda sea y deba seguir siendo una exclusividad sólo accesible para algunos, la moda en general es para todos. Incluso para quién compra en las tiendas de ropa chinas del barcelonés barrio de Sant Pere.

Quien define qué es moda, a semejanza de quien define qué es arte, es quien paga por ella. Los creadores de ambas áreas ya pueden pensar que tienen delante suyo una gran creación, pero es la forma como esta es valorada lo que define su estatuto. O sea, los que son considerando genios sólo lo son porque alguien que entiende del tema, o que la mayoría atesta que entiende, así lo determinó. Esto puede tardar décadas de trabajo o sólo un momento, ser fruto de mucha inversión de tiempo y creatividad o de un golpe de suerte. En cualquiera de los casos este es el momento decisivo en que un creador sale de este limbo, entre la normalidad/mediocridad y la genialidad, y empieza a tener poder.

El poder puede ser económico, permitiéndole trabajar con mejores telas, y aumentar así la exquisitez de sus prendas, o creativo, permitiéndole dar alas a su imaginación. En ambos casos el poder viene de la mano de la libertad. A partir de entonces, aunque a algunos les parezca que lo que el modisto X creó es feo, su estatuto hará con que la mayoría ateste lo contrario. De ahí hasta que sus prendas o conceptos sean copiados por marcas y tiendas un poco por todas partes es un paso muy corto. Ese es el momento en que la moda (exclusiva y novedosa) cumple su función y se hace accesible a todo el mundo.

Lo que cambia, en mi opinión, de lo que se ve en las principales pasarelas internacionales a lo que se ve en las tiendas chinas, es la calidad. En la tela, en los acabados, en el diseño. A parte del intervalo de tiempo que pasa entre un momento y otro, durante el cual quién realmente tiene poder económico e interés por la moda puede ir utilizando sus prendas de forma exclusiva.

Este fenómeno se vio muy claramente en el verano de 2008. El estampado de retazos de flores que Dolce & Gabbana mandó para la pasarela fue de los más copiados (o digamos antes, que más sirvió de inspiración, para ser políticamente correctos) que he visto nunca. Podíamos encontrar vestidos con la misma tela en todas partes. En Zara, en Mango, en las tiendas chinas… Pero más allá de las apariencias, la gran diferencia entre los vestidos de D&G y los demás era la calidad con que estaban hechos.

En este sentido, la democratización de la moda es algo bueno. Porque es también un incentivo para los modistos crearen productos con más y más calidad. Más y más riqueza de detalles. Más y más creativos; difícilmente imitables. Siempre que lo logren estarán creando arte, obras de genio. Siempre que se queden cortos estarán tan solamente creando moda.

martes, 6 de abril de 2010

étnica

“(Del lat. ethnĭcus, y este del gr. ἐθνικός)
Adj. Perteneciente o relativo a una nación, raza o etnia.”

                                 [in Real Academia Española]

Puede ser un adjetivo, pero es también una tendencia de moda. Y de las más fuertes en 2010. Este año los diferentes pueblos, un poco por todo el mundo, dejan que los elementos característicos de su etnicidad salgan de sus pequeñas comunidades e invadan las pasarelas.

Los accesorios bien como las telas, colores y cortes con que se hacen las ropas de los indios de America o de Asia y de los bosquimanos de África inspiraron a diversos diseñadores, que se veían encantados de poder tener diferentes materias primas con que trabajar. Por eso no es raro que las creaciones de la mayoría hayan hecho eco de esta apertura hacia nuevas culturas.

Louis Vuitton lo demostró en la elección de estampados (y peinados). A parte de muchos flecos y de los zuecos, también las mezclas de colores fuertes, casi como si hubieron sido teñidas a mano, marcaron su desfile Primavera/Verano. Paul Smith apostó en los accesorios. Sus colares de maxi cuentas recuerdan a los utilizados por las mujeres en algunas tribus de África, bien como las fajas de telas de colores con envolvió la cintura y pecho de las modelos. Y Gucci, con sus vestidos con estampados asimétricos y aplicaciones de cuentas largas inspirados en los Incas o Aztecas trajo el punto de originalidad a las distintas semanas de la moda casi totalmente marcadas por los estampados de flores.

Y no apenas en los principales desfiles se vió esta influencia étnica. También el cine se deja contagiar. En la próxima entrega de Sexo en Nueva York, que estrena el día 28 de mayo, veremos a las cuatro amigas neoyorquinas de vacaciones en pleno desierto y vestidas como autóctonas. Carrie de turbante, túnica y pantalón árabe. Y Samantha, Miranda y Charlotte con túnicas o vestidos fluidos de colores.  

Las marcas de moda masificadas también han aprovechado esta apertura del occidente hacía el oriente y han diversificado sus propuestas. Este año lo que se ve en las tiendas es menos comercial; menos normal. Para las que no tengan miedo de arriesgar con colores, estampados y patrones “raros”. ¡Y puedan pagar! En Kookaï, por ejemplo, tienen un abrigo de ante que es todo un lujo. El corte y la tela son exquisitos y gritan étnico, recordando a los abrigos de los apache. Y, claro está, también el precio refleja la extravagancia de la prenda.

La buena noticia es que, aunque no queramos gastar dinero, seguro que también nosotras podemos aprovechar la oportunidad y sacar a la calle todo aquello que es típico de nuestra cultura y etnia. No tiene que ser étnico sólo lo que viene de tierras lejanas. Lo que es único de nuestros países también vale. De España, por ejemplo, podemos exportar para el mundo las peinetas. Y de Portugal los pendientes de filigrana de oro, que son tan típicos del norte del país y que nadie jamás se atreve a utilizar por ser tan grandes y folclóricos. ¿Y para ti, qué es étnico? Póntelo y enseña a todo el mundo que tienes orgullo de ser quien eres y venir de donde vienes.


lunes, 5 de abril de 2010

april showers

Ya dice la sabiduría popular que en abril, aguas mil. Este año no es excepción. Una vez más el tiempo parece no querer entrar aún en un mood primaveral, por eso, ante la duda de qué ponernos lo mejor es llevar siempre capas de más e ir sacándolas.

A parte de la dificultad a la hora de elegir calzado, elegir cada mañana el abrigo ideal para no morirse de calor ni tampoco de frío durante el día parece ser misión imposible.

La solución: un trench. Son perfectos para calentarnos por las mañanas cuando salimos de casa y las temperaturas aún están bajas y, abiertos, bajo el sol del mediodía dan la protección suficiente. Existen incluso versiones impermeables, pensando en aquellos días en que de repente somos sorprendidas por la lluvia.

Los hay cortos, largos, sin cinturón, con cinturón, sin capa, con capa, sin bolsillos, con bolsillos, en distintos colores… en fin, versiones para todos gustos. Sin embargo, hay un trench que sobresale entre todos los demás, el clásico Burberry.


Unisexo, en estambre beige, por la rodilla y con forro de cuadros, esta prenda es inigualable. Todos los demás detalles que cambian de una versión a otra, según la temporada, sólo contribuyen para mantenerla siempre a la última y sin nunca salir de moda. Este año, por ejemplo, el trench de la marca aparece más corto, buscando a un público más joven (como de hecho se puede percibir por su publicidad, para la cual han llamado a la jovenísima Hermione de Harry Potter y a su hermano en la vida real). En el cinturón, en los hombros, espalda y puños también se pueden ver nuevos detalles; una señal de los tiempos. Y por más cambios que le introduzcan o por más que me gusten otras propuestas, como los trench largos de Marc Jacobs y Salvatore Ferragamo o los cortos de Etro y Dior, Burberry siempre será el nombre que viene a la cabeza cuando hablamos de gabardinas clásicas.

Y, aunque no necesiten de más publicidad, a la marca se les ocurrió una muy buena idea para mantener su trench siempre vivo. The Art of the Trench es una página web donde todos los propietarios de un trench, Burberry o no, pueden subir sus fotos con la prenda estrella vestida. Regularmente, la marca dará a las fotos más especiales un lugar de protagonista en su site oficial, en una nueva sección que enseñará como se puede llevar una gabardina Burberry con estilo un poco por todo el mundo.

También tu puedes utilizar esta nueva comunidad online. Incluso si entras como simple espectador no deja de ser una experiencia divertida, que te permitirá viajar por diferentes tiempos y épocas sólo con mirar a una prenda. Si todavía no tienes tu trench, también puede ser una fuente de inspiración para ayudarte a elegir uno para esta estación. O para ver como costumizar el que ya tengas. Por que, ya se sabe, abril es un mes de lluvias.


domingo, 4 de abril de 2010

beauty shot

Quiere decir, literalmente, foto de belleza. En moda significa que de la modelo sólo se fotografiará su rostro, en un close up que deja todo a descubierto. Por eso una beauty shot exige mucho más de ella, es un desafío a su expresividad y capacidad de vender una prenda o accesorio apenas con su rostro, sin recurrir a la ayuda preciosa de su cuerpo. Para los fotógrafos es la prueba última de creatividad y la posibilidad de imprimir a su trabajo una imagen de marca.

Hoy fui a la exposición de Manuel Outomuro que Disseny Hub organiza hasta el día 23 de mayo en su sed de la calle Montcada. Una muestra muy bien montada, una delicia para todos aquellos que se interesan por moda (y por ropas fabulosas que marcaron las dos últimas décadas) y una llamada de atención para la importancia de quien está por detrás del objetivo.

En moda, tiene tanta responsabilidad por el producto final y por el hecho de que se vendan más o menos prendas de determinada marca el que está detrás como el que está delante de la cámara. Por eso tiene sentido hacer un recurrido y prestar homenaje a algunos de los nombres más grandes de la fotografía de moda nacional e internacional. Empezando por Manuel Outomuro, quién inspiró este post.


Manuel Outomuro

Nacido en Ourense, Galicia, ha pasado grande parte de su vida en Barcelona. Una ciudad que no apenas sirvió de escenario para sus trabajos como también, por varias veces, hizo de su musa. Sino veamos su libro “Barcelona, otra visión”. Una publicación compuesta por 120 tomas que están lejos de la imagen comercial y de postal de la ciudad. Sin embargo, esta es su visión personal y la forma de homenajear a la ciudad que le recibió. Su estudio está aquí, en un palacio del siglo XVIII, en la calle Portaferrissa. Pero sus fotos han sido sacadas un poco por todo el mundo. Trabaja como fotógrafo de moda (quizás el más conocido en España), retratista de famosos, designer de campañas publicitarias y fue responsable por todo el material promocional de la película de Amenábar con Nicole Kidman, “Los Otros”.


Mario Testino

Es el nombre más fácilmente reconocible siempre que se habla de fotografía de moda. Amigo de las celebridades y responsable por conocidas campañas de marcas tan diferentes como Burberry, Gucci, Versace, Calvin Klein, Dolce & Gabbana, Salvatore Ferragamo, Estée Lauder, Hugo Boss, Miu Miu, Shiseido o Michael Kors, este peruano de Lima tiene también varios libros, premios y exposiciones (también integra su fotografía en las obras de arte de artistas que admira) en su curriculum. Desde 1976, hasta hoy, sigue firmando portadas de las más prestigiosas revistas de moda un poco por todo el mundo. Y su cercanía a modelos y diseñadores famosos le ha permitido sacar algunas de las fotos más intimas y verdaderas que hemos visto de muchos de estos “pequeños dioses”.


Richard Avedon

Nacido en 1923, este americano de Nueva York empezó a fotografiar con apenas 19 años. Utilizaba una cámara Rolleiflex que su padre le dio como presente de despedida para retratar a los marines. Así le cogió el gusto. Dos años después empezó a hacer trabajos de publicidad para una compañía de grandes almacenes y ahí fue cuando Alexey Brodovitch, director de arte de Harper's Bazaar, lo descubrió. Su trayectoria no dejó nunca de estar conectada con esta revista, a pesar de haber dejado su marca en producciones de muchas otras, como Vogue o Life. Avedon nunca se contentó en sacar fotografías de moda estáticas y desde el inicio empezó a pedir a las modelos que rieron, enseñaron emoción, hicieron algo. Sus fotos son conocidas por estar llenas de acción.


Helmut Newton

Nacido como Helmut Neustädter en la Alemania nazi, este judeo tuvo muy temprano que huir para Singapur y luego para Australia, donde adquirió una nueva nacionalidad e identidad. Helmut Newton empezó a fotografiar a los doce años pero esta pasión fue siempre interrumpida por las contrariedades de la escena política de los países donde estuvo. Hasta 1946, cuando montó finalmente en Sydney su estudio conjunto con Henry Talbot, otro judeo alemán. Las fotografías de moda del posguerra le rindieron su primer reportaje, para un suplemento de Vogue Australia. A partir de entonces, vivió en otros tantos países y trabajó para conocidísimas revistas, entre ellas Playboy. Su interés por el retrato y los desnudos son lo que mejor le caracterizan.


Herb Ritts

Hablando en desnudos, este fue otro de los fotógrafos cuya imagen de marca está intimamente relacionada con este tipo de fotografías. Adoraba las tomas en blanco y negro inspiradas en las esculturas griegas, donde podía explotar las formas del cuerpo humano femenino y masculino. Sus comienzos en la fotografía han estado marcados por su amistad con Richard Gere, entonces apenas un aspirante a actor, que le incentivaba todo el tiempo. A pesar de haber firmado trabajos para revistas como Vogue, Elle o Vanity Fair, no sólo la fotografía de moda le atraía. También colaboró con algunos conocidos cantores, dirigiendo sus videoclips, o fotografiando retratos suyos.


Irving Penn

Comenzó por dibujar y por fotografiar objetos inanimados. Decía que “fotografiar a un pastel podía ser arte” y la simplicidad y riqueza de detalles tan características de este tipo de trabajos las llevó también para su carrera como fotógrafo de moda. Le gustaban las tomas austeras, en un fundo oscuro o totalmente claro. Pero podía fácilmente transformarlas en arte. Este talento fue muy temprano reconocido por los responsables por la revista Vogue, bien como por muchas estrellas de la época que se dejaron ver a través del objetivo de su cámara.


Peter Leidbergh

Otro fotógrafo de renombre mundial que también empezó por la pintura y el dibujo fue este polaco. Sus primeras experiencias con una cámara fueron para trabajos de publicidad, pero pronto se estableció como un referente en el mundo de la moda. Este reconocimiento coincide con su mudanza para París, en 1978. Estaba entonces más cerca de las redacciones de las principales revistas y de las más conocidas modelos de la época. Esta relación cercana con los demás profesionales de la área fue algo que siguió cuidando durante las épocas siguiente, siendo hoy considerado uno de los principales responsables por el mito de las súper modelos de los años 90.


Annie Leibovitz

La única mujer de esta lista, se ha bien merecido este lugar. Annie es música de formación pero fotógrafa de corazón. Y una de las pocas que ha conseguido fotografiar a la Reina Isabel II de Inglaterra, bien como al nuevo presidente de EEUU de cerca. En 1970, después de unos meses viviendo y trabajando en Israel, donde desarrolló el gusto por la fotografía, esta americana volvió a su país y empezó a trabajar en la recién lanzada revista Rolling Stone. Mantuvo su puesto durante los 10 años siguientes, pero de mientras no pudo evitar ser influenciada por el trabajo de otros fotógrafos, entre ellos Richard Avedon. Y así nació su interés por la moda. Durante su pasaje por Rolling Stone perfeccionó la técnica del retrato y se hizo eximia trabajando con luz y colores fuertes, casi como si hubieron sido trabajadas en photoshop. A juntar a esto, contribuyendo para su imagen de marca como fotógrafa, están las posturas intensas que pide a sus modelos. Cada toma suya es como un cuento de hadas, rico en detalles y fantasía.


Patrick Demarchelier

Su interés por la fotografía lo debe a su padrastro, que por su 17 aniversario le regaló una Eastman Kodak. Solo aprendió como utilizarla, revelar el rollo y retocar los negativos. Y empezó a ganar algún dinero con la fotografía; sus primeros trabajos fueron inmortalizando bodas. Cuando 15 años más tarde dejó su Francia natal para irse a EEUU, detrás de su novia, no podía saber qué le esperaba… En Nueva York empezó por trabajar como freelance, sin embargo hoy es uno de los principales fotógrafos de Harper’s Bazaar. También trabajó con la Vogue estadounidense, inglesa y francesa, y de hecho es trabajando para un editorial ficticio sobre bodas de Vogue que aparece fotografiando a Carrie vestida de novia en la película "Sexo en Nueva York".


Steven Meisel

Otro importante fotógrafo de la actualidad, de pequeño este americano nacido en 1954 no jugaba con juguetes. Prefería pintar a mujeres, utilizando las revistas de moda como fuente de inspiración. Su fascinación por este mundo le llevó hasta Parsons, donde empezó varias carreras distintas hasta descubrir la ilustración. Su verdadera vocación, la fotografía, sólo la encontró más tarde y por pura casualidad. Cuando trabajaba como ilustrador en la revista Women's Wear Daily tuvo que ir hasta Elite Model Management donde le pidieron si sacaba algunas fotos de las modelos. Su talento recién descubierto llamó a la atención de los responsables de la revista Seventeen, que le invitaron a trabajar con ellos. De ahí pasó a otras revistas, como la Vogue italiana, cuyas portadas desde hace dos décadas han sido siempre firmadas por él. También las portadas de muchos álbumes de Mariah Carey y de Madonna lo han sido. Y con esta última, que a parte de su contratante es también su amiga, fotografió las campañas de Louis Vuitton del año pasado.