Hace unos días introduje, ligeramente, el tema de las copias en la moda… o de las inspiraciones. Y, ni a propósito, en el episodio de esta semana de America’s Next Top Model se habla exactamente de lo mismo. Según Jay Manuel, la industria de la moda pierde al año algo como 9,2 mil millones de dólares por culpa de las copias y falsificaciones.
El tema es polémico, principalmente porque la línea que existe entre la copia, imitación, falsificación e inspiración es muy tenue. ¿Dónde termina la simple imitación de la obra ajena, por pura envidia (buena o mala), y dónde empieza el delito?
Se considera una falsificación siempre que alguien quiere hacer pasar por una cosa algo que no lo es, y el ejemplo más claro de esto son los bolsos “Louis Vuitton”, “Chanel” y “Gucci” que encontramos a la venta en las aceras de nuestras ciudades y que se exhiben sobre humildes sábanas presas a las manos de los “vendedores” por dos cordeles que se cruzan. La falsificación es punible, según el código penal, siempre y cuando se sorprendan en el acto a los que venden y a los que compran.
Otra cosa son las copias, y en este caso probar que por detrás existen malas intenciones ya es más difícil. Un buen ejemplo son unas gafas que Tous lanzó esta temporada y que cantan, mires por donde las mires, Ray-Ban wayfarer. Para una vez que no incluyen el osito en algo, dichas gafas se parecen a un accesorio que más fácilmente hubiera sido creado por Ray-Ban que por Tous. Las líneas, las patillas en pasta azul (el mismo tono que el modelo con el mapa del metro en el interior), el detalle del nombre de la marca gravado a blanco en la curvatura de la lente… todo en estas gafas Tous ha ido a coger inspiración al best-seller de la marca americana. Y esto, claro está, no es punible. Apenas denota la admiración de Tous hacia las creaciones de Ray-Ban y hacia el éxito de sus gafas de sol.
Lo mismo pasa entre las catalanas Desigual y Custo Barcelona. Ambas marcas son conocidas por los estampados multicolores/multimotivos de sus prendas, auténticos collages de retajos, y por estar constantemente acusándose mutuamente de inspirarse en el estilo una de la otra. Pero la verdad es que nunca las demandas interpuestas por Custo Dalmau hacia su coterráneo diseñador han tenido piernas para andar.
Sin embargo, recientemente Custo ha tenido que ir nuevamente a los tribunales, esta vez como reo. El diseñador es acusado por Warner Brothers de haber incluido a Piolín en uno de sus estampados. El caso remonta a 2005 y, una vez que el pajarito es un dibujo registrado por WB's, se considera que Custo cometió un crimen de violación de los derechos de propiedad industrial y que puede ser responsabilizado penal y civilmente. ¡De hecho lo fue! Lo condenaron ya a año y medio de prisión, pero sus abogados recurrieron de la sentencia y esperan ahora que se haga un nuevo juicio.
Este último caso es un poco distinto de los que cité antes, porque se refiere a la apropiación de la propiedad intelectual ajena, pero es más un ejemplo para añadir a nuestra lista de cosas que ninguna marca en el mundo de la moda tiene necesidad de hacer. Cada uno debía afirmarse por su estética e ideas originales, sólo así se puede justificar que muchos diseñadores pidan lo que piden por sus prendas, porque la originalidad es un valor añadido que tiene su precio.
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