miércoles, 28 de abril de 2010

de puertas hacia dentro

Moda y arquitectura vuelven a juntarse en un mismo edificio. Y, esta vez, con el plus del design. El pretexto para esta interesante reunión ha sido la inauguración del Hotel Armani en Dubai.

Ayer el modisto italiano y el director de la empresa Emaar Properties, una constructora árabe que está entre las más grandes del mundo, han abierto las puertas de su primera obra conjunta. El primer de muchos hoteles que ambos planean construir juntos.

Las 160 habitaciones que componen el hotel están situadas en la Torre Burj Khalifa, que se quedó completa en enero de este año y tiene ya el título de edificio más alto del mundo, y ocupan tan sólo seis plantas. Al largo de ocho plantas más, Armani se dedicó a diseñar 144 apartamientos de lujo.

El Hotel Armani, que ninguno de los dos socios quiso decir cuanto costó, es la primera obra mediática a ser inaugurada en este estado miembro de los Emiratos Árabes Unidos desde el inicio de la crisis económica. En 2002, cuando se abrió la posibilidad de comprar y construir en Dubai a empresas extranjeras, el estado se puso de moda y se ganó un puesto de destaque en el mapa mundi de las estrellas del espectáculo y de los grandes inventores mundiales. Pero exactamente porque este boom de mediatización e inversión ha sido tan grande y tan rápido, la caída también ha sido vertiginosa. En 2009 Dubai registró grandes pérdidas en el sector del turismo. Así se explica la importancia añadida de la apertura de ayer no apenas para el sector de la moda y design pero también para el de la economía. Esta es la inyección de confianza que la “Las Vegas del desierto” necesitaba.

Quizás por saber que las finanzas de los más ricos se resintieron a par con la recesión económica mundial, a la hora de idealizar su hotel, Armani huyó de las señales obvias de opulencia que son tan características de Dubai y se decantó por la simplicidad. Aunque el diseñador nos intente vender la moto de que “menos es más” y de que hizo este hotel a la imagen y semejanza de sus colecciones de ropa, donde aplica a menudo esta filosofía, quién conoce su obra como modisto sabe que el italiano puede muy bien ser extravagante. No en la forma, es cierto, pero en la materia. La línea Armani Privé es un buen ejemplo de eso, donde la riqueza de tejidos y acabados puede ser tan over the top como el patrón más extravagante de Vivienne Westwood.
Aquí el principio es el mismo. La forma, el estilo común a todas habitaciones en general, es más bien minimalista; pero la materia, los detalles que pensó para cada una de ellas, son lo que les da valor.

O sea que desengáñense los que ya estaban pensando que este podría ser un hotel barato con diarias asequibles. Su habitación más barata cuesta algo como 560 euros al día. Las paredes acolchadas con tejidos lujosos y pieles trabajadas a mano de Florencia, los suelos cubiertos con Tatami japonés, el mármol verde bamboo de los baños que vino de Brasil, los muebles Armani Casa confeccionados con roble y acabados en metal líquido que fueron diseñados exclusivamente para cada una de las habitaciones o la pantalla LCD más grande del mundo que está en el bar del hotel ¡los tienen que pagar alguien!

En 2011 Armani y Emaar Properties esperan estrenar un proyecto semejante en Milán y ya están pensando en otras incursiones en el sector inmobiliario y turístico para los años siguientes, como un resort en Marrakech o unas villas habitacionales en la ciudad de Marassi en Egipto.


1 comentario:

  1. Quando a arte se encontra com a moda o Mundo fica mais belo. Teresa

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