miércoles, 21 de abril de 2010

rojo pasión...

...el vestido de Leonor Watling ayer en el concierto que Marlango dio en el Teatre Liceu. Largo, en seda roja, con un escote cruzado que ataba a un lado con un lazo, la espalda abierta y un pequeño volante al final, que arrastraba en el suelo y casi nunca dejaba ver sus botas de agua.
El look le pegaba tanto a la vocalista del grupo como contrastaba con la lujo de la sala. Un estilo sencillo y más bien hippie, enmarcado por su larguísimo pelo suelto, que en algunos momentos logró traerme a la memoria el guardarropa de Keira Knightley y Sienna Miller en la película “The Edge of Love”.

Me acuerdo perfectamente de la primera vez que escuché las canciones de Marlango. Empezaba a trabajar como periodista. Había recién salido de la universidad y me habían cogido en la redacción de Focus, una news magazine alemana que existe en otros países como Italia o Portugal. En fin, todo el mundo sabe que a las redacciones de lo periódicos, revistas y programas de televisión llega de todo. En este día había llegado el CD de debut de estos españoles: Automatic Imperfection. El departamento que hacía el suplemento de cultura lo escuchó, hizo una nota breve y luego distribuyó el CD. Algunas de las cosas que llegan se guardan en los archivos, pero la mayoría va a parar a la casa de algún de los periodistas o becarios. Si fuera otro grupo seguro que hubiera habido disputa para ver quién se quedaba con el CD, pero como se trataban de unos perfectos desconocidos españoles, en cima cantando en inglés, no hubo candidatos, por eso el jefe de redacción sentenció: “¡Para la española! ¡Que se lo quede la española!”

La española era yo. En la época ya había vivido en Madrid y se podía ya ver en mí muchas influencias de España. Entre ellas el gusto por determinados grupos, escritores y directores españoles. O sea que la española se lo quedó encantada. Y más cuando llegó a casa y se puso a escuchar el CD. La belleza de las letras, el poder del piano de Alejandro y de la trompeta de Oscar, la profundidad de la voz de Leonor, me cautivaron luego en aquel momento. Desde entonces, me hice cada vez más y más fan. Y ayer me lo pasé genial, principalmente cuando la vocalista entró y pude ver que Leonor si que sabe como vestirse para un concierto. No hay nada más triste que admirar a una cantante y ver que cuando sube al escenario viene vestida de calle, como se vestiría para pasear a su perrito por la manzana, como pasó el año pasado con Katie Melua. Ayer, ¡Leonor no desilusionó!

Estaba perfecta incluso vista desde la quinta planta, donde estaba yo. Lo único que faltó fue jugar un poco más con su vestido, como hizo en “Dance! Dance! Dance!”, cuando lo levantó, giró, agitó el volante y sacó provecho de la rueda natural de la prenda. En fin, todo contribuyó para dos horas y media de puro placer.

A la misma hora, el Barça perdía frente al Inter del siempre-tan-llano-de-estilo-Mourinho. Estoy solidaria con los catalanes pero creo que en estas cosas, cuando nuestro equipo nos da alguna tristeza, no hay nada como girarnos hacia la selección nacional. El Mundial de Sudáfrica está casi llegando y ya nos podemos ir comprando los atuendos con que asistiremos a los partidos.

Pensando en todo el hemisferio norte que estará viviendo su verano mientras transcurre el campeonato, la marca de chanclas Havaianas creó unas ediciones especiales para los aficcionados al fútbol.

Este año la “torcida” contagia también a los pies. Una excelente idea teniendo en cuenta que en esta época del año todo el mundo va con chancletas sí o sí.

Las de España son rojas pasión. Rojas por el color de la bandera y por la pasión futbolística.


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