jueves, 4 de agosto de 2011

sitting, waiting, wishing (♪♫♪)

Todavía me acuerdo de la última vez que puse un carrete de fotos a revelar... Estábamos en el año de 2004, yo hacia mi Erasmus en Madrid y cualquier excusa era buena para sacar fotos.

Aunque empezaban ya a verse las cámaras digitales a mí me encantaba prolongar aquella incertidumbre, aquel espacio de tiempo que iba desde el segundo en que hacía una foto (que no podía comprobar como saldría) y el momento en que, finalmente, tenía el sobre con las imágenes impresas en la hoja fotográfica en mi mano.

Para alguien que no aguanta esperar, esta era para mí la más dulce y (la única) soportable espera. Un sentimiento que desde entonces no logré reemplazar por ningún otro… Hasta ahora.

Hace unas semanas compré un body en ASOS y todavía no lo vi. ¡No os asustéis! Hoy en día todas las tiendas de comercio electrónico funcionan muy bien. No es que algo haya salido mal y yo no haya podido recibir mi body, sino que como me fui de viaje a Cracovia, de allí a Lisboa, de aquí me iré a Varsovia y sólo finalmente volveré a Barcelona, donde mi compra me espera ya (desde la semana pasada) tranquilamente dentro de un cajón de mi escritorio en la oficina, no he podido ver (y mucho menos probar) el tan deseado body.

Sin embargo, y porque ahora encontré un ritual que sustituya mi antiguo ritual del revelado de las fotos, incluso antes de tener en mis manos mi primera compra ASOS, ayer hice otra.

Tengo por delante una nueva dulce espera, hasta el día 16 de agosto. ¡Ya queda menos!


Comprar online es muy fácil. ¡Y no sólo en ASOS! En Zara, por ejemplo, te dejan incluso devolver los productos en las tiendas. Y, en todas las demás marcas puedes devolver los productos durante más o menos un mes por correo si al final no te queda bien. En ASOS, por ejemplo, te lo ponen muy muy fácil porque te entregan el pedido gratis. ¡Atrévete!

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