Cristóbal Balenciaga es homenajeado en su país vasco natal. A través de una exposición que abrió sus puertas ayer en el Museo de Bellas de Bilbao, y que estará hasta el día 26 de septiembre, se recoge la vida y obra de aquel que es considerado el más grande modisto español.
La muestra no pretende, sin embargo, hacer un análisis exhaustivo del genio de Balenciaga. Para eso ya estará el centro monográfico en Getaria que, después de años en construcción e innumeras historias de corrupción y juicios en su bagaje, se espera que abra las puertas este año. La manera como está organizada esta exposición es algo más experimental, menos seria. Lo anecdótico de la situación es que la forma como aquí se recogen las cinco décadas de trabajo del diseñador y como se exponen sus creaciones, en el lobby, en los pasillos del museo, en otros rincones improbables, contrasta en todo con la seriedad del carácter de Balenciaga.
La extravagancia la dejo para sus obras, que rompieron moldes para la época. Porque como persona Balenciaga era callado y discreto. Siempre trabajaba callado y casi nunca probaba los vestidos en sus futuras propietarias, aunque fuera de los modistos de su generación el único que podía hacerlo todo en el proceso de creación de un atuendo. Como llegó a decir una vez Coco Chanel, “Balenciaga es el único de nosotros [entiéndase ella y Christian Dior] que puede ser realmente llamado de ‘couturier’”.
En Bilbao se exponen 35 del extenso conjunto de creaciones del costurero, agrupadas por los siguientes temas: noche brillante, ave de noche, el cuerpo alojado, el milagro Balenciaga, siluetas nocturnas, mujeres flor y la novia. Las prendas fueron aportadas por distintas personas y organismos. Once proceden de la colección del Gobierno vasco, diecinueve de la Fundación Cristóbal Balenciaga, cuatro de un coleccionador privado vasco y una otra de un coleccionador madrileño.
Todas están inseridas en una instalación moderna, como el vestido de novia que está rodeado por una flor de cables rojos en cuyas puntas hay bombillas encendidas iluminando la prenda. Otras están encapsuladas en redomas de acrílico o rodeadas por aros de luz. Y todas están también expuestas sin maniquí.
Según explicaron a los medios de comunicación los arquitectos Toño Foraster y Victoria Garriga, del despacho de arquitectura barcelonés AV62, que montaron esta exposición y que llevan desde el 2008 trabajando en el interiorismo del centro de Getaria, la intención por detrás de esta forma complicada de exponer la ropa es conseguir pasar la idea de que las creaciones de Balenciaga viven más allá de la persona que las vista. Es como si su obra tuviera vida propia, como si se mantuviera de pie por si sola.
Esta inexistencia de maniquí también hace un guiño a la forma de trabajar del modisto. Marlene Dietrich era una de sus clientes y sobre él llego a afirmar que Balenciaga jamás hubiera probado una prenda en su cuerpo. Sin embargo, el modisto conocía las medidas de la actriz alemana perfectamente y nunca una prenda ha tenido que ser devuelta para ser ajustada.
Estas bien como otras curiosidades, como la fascinación tan oriental del vasco por el cuello y la nuca femeninos, dos de los puntos más eróticos según los japoneses y zonas que Balenciaga intentaba siempre favorecer o emular con sus prendas, se podrán descubrir o redescubrir hasta el final de septiembre en Bilbao, en una muestra que espera recibir entre 75 y 100 mil visitantes. ¡Yo seré una seguro!
Aunque vayas a ésta... guárdate fuerzas para ir al de Getaria! el pueblo es precioooooso! valdrá la pena...
ResponderEliminar