Ayer mi Facebook se llenó de fotos de dibujos animados. El reto lo lanzó alguien en Portugal, que tuvo la idea de pedir a los portugueses que cambiaron sus fotos de perfil por una imagen sacada de un dibujo animado que haya marcado su infancia.
El objetivo es que la iniciativa se extienda a otros países y que pronto no puedas ver a toda tu lista de amigos, sino a los personajes que te acompañaron en tu infancia. Yo confieso que al inicio no he sido muy fan de la idea (¡prueba encontrar en el chat al amigo con quien quieres hablar si en el lugar de su foto tiene una de D’Artacan o Tom Sawyer!), pero por la noche, después de haberme reencontrado con los Ositos Amorosos, con los Pequeños Ponys, con Martita y tantos otros “amiguitos” de mi niñez, empecé a sonreír a los cambios.
Uno de los personajes que marcó mi infancia y que ahí estaba, entre las decenas de cuadraditos que se encontraban bajo el titular “tus siguientes amigos han cambiado sus fotos de perfil”, es Tintin. Él me hizo querer ser periodista, él y sus aventuras me ayudaron a descubrir un mundo que yo en esas edades ni soñaba que existía mas allá de mi pequeño Portugal, él ha vuelto esta semana para transportarme de vuelta a esos primeros años. Y no lo encontré apenas en Facebook, también en las clases de mi postgrado de Periodismo de Moda el nombre de Tintin ha sido evocado.
Y os preguntáis vosotros: “Vale, muy bien, ya nos hemos dado cuenta de que Mafie últimamente está muy nostálgica, pero de verdad, ¿qué tiene Tintin que ver con moda?” ¡Pues mucho! El personaje creado en 1929 por el belga Hergé es la perfecta encarnación del estilo Norfolk, que surgió en el Reino Unido a finales del siglo XIX. En una época en que todo el mundo empezaba a descubrir las bondades del deporte y de las actividades al aire libre se descubrió también la necesidad de dejar a un lado corsés y crinolinas, en el caso de las mujeres, y fraques y trajes, en el caso de los hombres. Para que no tuvieron que seguir jugando críquet o golf, patinando o yendo en bicicleta en estas ropas, los ingleses (grandes fanes del deporte desde siempre) inventaron este look.
La chaqueta tipo deportiva, en tweed, con coderas y botones de pasta, y los pantalones bombacho, que cuando no lo eran se debían poner dentro de las medias para lograr esa ilusión, eran las claves de un look que marcó una época, abriendo camino a los estilos más informales que luego cuajarían totalmente en el siglo XX, y que nos recordará siempre a Tintin.
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