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jueves, 27 de mayo de 2010

ideas inteligentes

El mes pasado la marca de ropa y complementos deportivos PUMA lanzó un proyecto innovador que tiene como objetivo un ahorro significativo de energías.

Una novedosa caja de zapatos y bolsa, concebidas por el diseñador industrial Yves Béhar, que sustituyen a las tradicionales cajas de cartón y bolsas de plástico.

El nuevo envase forma parte de la campaña PUMAVision que pretende, hasta 2015, disminuir drásticamente los indicadores de consumo de energía y la producción de desperdicios de la marca. Según explica el CEO de la Compañía: “Durante muchos años quisimos ser la marca de ‘sportlifestyle’ más deseable del mercado. Ahora queremos ser la más deseable y la más sostenible”. Este reto pasa también por adoptar otras medidas, tales como reducir en 25% la emisión de CO2 y el consumo de agua, electricidad u otras energías en todas las oficinas, tiendas, almacenes y fábricas de PUMA; reducir en 75% el consumo de papel y promocionar iniciativas que repongan las fuentes de papel en la naturaleza, tales como la plantación de árboles; reducir en 25% la emisión de CO2 a través de un transporte más eficiente y, finalmente, aumentar en 50% la inclusión de materias primas sostenibles en la elaboración de sus productos. PUMA se compromete a utilizar algodón orgánico, algodón hecho en África o poliéster reciclable. Todo esto porque desde la marca creen que ya “han quitado demasiado a la naturaleza”…

Únicamente con la inclusión de esta versión de caja de zapatos y bolsa dos en uno, PUMA estará ahorrando al año 8.500 toneladas de papel, 275 toneladas de plástico, 20 millones de megajoules de electricidad y 1 millón de litros de agua. También durante su transporte habrán cambios significativos, de este modo 500.000 litros de combustible serán ahorrados.

El principio es grandioso, la idea (aparentemente) sencilla y la marca contrató a uno de los mejores profesionales del área para poner en marcha este proyecto. Sin embargo, el nuevo envase tardó 21 meses en nacer.

Todo porque Yves Béhar quiso tomarse su tiempo para analizar la forma cómo se envasan los millones de pares de zapatillas que la marca vende al año, y cómo estos envases son cargados por los clientes. Y así, partiendo de esta observación, fue como se le ocurrió la idea de diseñar esta “Clever Little Bag”, que combina una caja de zapatos y una bolsa en un mismo producto (disminuyendo la cantidad de materia prima necesaria) y donde se sustituye a los tradicionales cartón y poliéster por materiales reciclables.

Esta caja/bolsa inteligente y amiga del medioambiente será lanzada en el mercado en la segunda mitad de 2011. Y, aunque en una primera fase apenas exista una versión para envasar zapatillas, la marca quiere que hasta 2015 todos sus productos tengan una bolsa ecológica a su medida.

Según palabras del designer: “La iniciativa de PUMA toca uno de los puntos más sensibles de la industria, la poca sustentabilidad y el daño ambiental que conllevan sus procesos de producción y venta. Sus preocupaciones son una gran inspiración y esperamos que una base para que otras empresas busquen una solución semejante”.

Desde luego yo no lo podría decir mejor...

viernes, 12 de marzo de 2010

reciclar

Es un gustazo salir de tiendas y volver a casa con decenas de bolsas colgando de los brazos. Pero, infelizmente, nuestra adicción al shopping significa más polución. Aunque las marcas defiendan su ecología y etiqueten de "reciclables" a sus bolsas, la verdad es muy distinta.

En realidad, reciclable apenas significa que las bolsas de plástico convencionales pueden ser transformadas en otra cosa. Generalmente en granza de polietileno, un granulado plástico que sirve para fabricar otros productos. Sin embargo, si las taráramos a la naturaleza tardarían algo como unos cien años descomponiéndose. 

Aparte de “reciclable” existen otras etiquetas, como “biodegradable” (que se refiere a plásticos que son fabricados a partir de recursos naturales renovables, como el almidón de patata, o de algunos poliésteres sintéticos y quiere decir que las bolsas hechas de este material pueden descomponerse en nutrientes o biomasa si sujetas a las condiciones normales de la naturaleza), o “degradable” (que se refiere a plásticos a los que se añadió aditivos que aceleran el proceso de desintegración física y se llegan a fragmentar en partículas minúsculas pero que, aunque no se vean, no son asimiladas por las plantas) y “compostable” (que se refiere a los plásticos que sirven para hacer compost o abono orgánico y significa que este material se desintegra en un determinado plazo en temperaturas entre los 55 y los 60 grados, las mismas condiciones que una planta de compostaje, pero que tarda más tiempo si compostable en el jardín de casa o si lo tiramos a la naturaleza, donde puede tardar 20 años descomponiéndose). 

La confusión de términos es general y común a todas las áreas del comercio, no sólo al comercio de moda, y supone un gran problema (e invisible) a la hora de tratar los residuos que generamos con nuestras compritas. Como todos estos tipos de bolsas tienen métodos de descomposición distintos haría falta separarlas a la hora de tirarlas, sin embargo todas se ven iguales. Y los plásticos alternativos, a pesar de las buenas intenciones, terminan dificultando aún más el proceso. 

El Ministerio de Medio Ambiente sabe que no es fácil decidir donde tirar todos nuestros tipos de bolsas y ya está buscando soluciones. Como mientras tanto sabemos apenas donde tirar las bolsas convenciones (en el cubo amarillo), pero seguimos sin saber qué hacer con una compostable (que se supone que ha sido fabricada para terminar en una planta donde podrá transformarse en compost juntamente con los desechos orgánicos) o con una biodegradable (que no puede ir al cubo amarillo para ser reciclada ni tampoco al orgánico, donde los haya, porque no se descompondrá al mismo ritmo que el demás compost), lo mejor mismo es que nos busquemos nosotras la vida. De una manera fashionable, ¡por supuesto! 

No sólo pensar y ser ecológica está de moda como también la moda contribuye para el bienestar de nuestro planeta. Al contrario de salir por ahí, de tienda en tienda, acumulando bolsas de plástico podemos llevar nuestra propia bolsa e ir poniéndolo todo adentro. Con una bolsa como la de arriba, de American Apparel, estamos protegiendo el medioambiente y sumando puntos en el libro de estilo. 

Otra solución, para cuando tenemos que hacer la compra, es llevar un carrito. Los venden por todas las partes y funcionan un poco como el croché: pensamos que son de abuelita pero están otra vez de moda. O por qué no llevar una cesta de mimbre, el gran fetiche de los últimos veranos que no es más que un regreso a las orígenes, que también favorece el comercio de barrio. Porque lo que está claro es que no vamos a cruzar toda la ciudad con la cesta cargada de frescos colgando del hombro. 

Finalmente, la solución con más estilo de todas es llevar siempre a todas partes un bolso XXL (como el de la foto de abajo). 

En este de American Apparel casi nos podemos meter dentro. Es ideal para llevar todo lo que necesitamos durante el día, móvil, moleskine, llaves, monedero, necesair con compresas y unos básicos de maquillaje o higiene personal, gafas de sol, paraguas, guantes y gorro en invierno, etc. Más las compritas que vayamos haciendo cuando salimos de casa con el simple propósito de gastarnos dinero en las tiendas de moda. 

Aunque lo ideal mismo sería que las marcas se conciencien y hagan su parte; nos vendan las prendas en bolsas de papel que luego nosotras, cuando llegamos a casa, sólo tenemos que juntar en el monte de papeles que ya tenemos apartado.