jueves, 5 de agosto de 2010

la polémica…

Todas sabemos que en EEUU se llevan a tribunal temas de lo más importante, pero también de lo más insólito. ¡Es el país de los contrastes! O sea que no me pareció tan raro, sino divertido, el caso que la semana pasada ajetreó la opinión pública estadounidense.

Julio Martinez, residente en el barrio de Bronx en Nueva York, fue multado a 20 de abril de 2009 por, imagínese, llevar los pantalones por debajo de las nalgas. Según explicaba una diapositiva que una amiga colgó hace unos meses en Facebook, donde se pedía que en un contexto de “servicio público” los internautas divulgaran este mensaje por la red para combatir “el mal gusto y la degeneración de las costumbres”, la moda de las saggy pants nació en las prisiones americanas. Llevar los pantalones por debajo de las nalgas fue la forma que los reclusos encontraron de enseñar que estaban disponibles para tener relaciones sexuales con otros hombres, sin que los guardias se enteraran.

Pronto la “tendencia” traspasó la grades de las prisiones y llegó a las calles de EEUU, y no sólo. En España, por ejemplo, se ve en todas partes. Principalmente entre adolescente ligados al mundo del deporte. Les conviene utilizar ropa ancha, que permite la libertad de movimientos necesaria para ir por la ciudad, contorneando a los transeúntes, con su patinete.

Sin embargo, en un pantalón, la anchura de pierna no requiere necesariamente que la cintura también sea ancha. Las saggy pants quedan anchas porque generalmente son dos o más números por encima de lo que normalmente llevaría esa persona. ¿Y todo para qué? Para enseñar una ropa interior que en la mayoría de las veces es fea, ya está descolorada e incluso casi transparente. Ni siquiera deja apreciar la retaguardia del chico como lo permiten los pantalones entallados o puestos en su sitio.

Pero por menos que me gusten las saggy pants no creo que este sea un caso de policía. Esto no fue, sin embargo, lo que pensó el policía que el año pasado multó a Julio por “alteración del orden público”. El joven recorrió y ha logrado que el juez Ruben Franco le liberara de todas las culpas. De todas menos de la de “atentado al estilo”. En la sentencia se podía leer: “la Constitución todavía da oportunidad para que aquellos que lo deseen hagan el tonto”.

Según el juez esta multa suena como el intento de un único individuo de luchar contra un estilo de vestir en particular. Pero la verdad es que si miramos las opiniones que los internautas seguidores del famosísimo blog The Sartorialist (que también hizo eco de este tema) han escrito sobre las saggy pants el debate parece tener una única conclusión: habría que desterrarlas. Dan un aspecto sucio, feo, pobre… Lo que muchos dicen también es que no se puede confiar en la ley para prohibirlas porque existe, más que un vacío, una incongruencia legal. Por ejemplo, las mujeres no pueden ir por las calles de EEUU en topless pero los hombres sí.

El senador del estado de Brooklyn, en Nueva York, quiere hacer algo y por eso publicó un video en YouTube sobre el tema. En él Eric Adams aconseja que sus co-ciudadanos adeptos de la moda de las saggy pants “suban su nivel de respecto, subiéndose los pantalones hasta la cintura”.

Para mí lo que está claro es que en un país como EEUU donde, por tradición, cabe todo o casi todo, también tiene que caber la libertad de expresión que cada uno pone en su forma de vestir, por más que determinados estilos me disgusten.

1 comentario:

  1. Eu já sabia que essa moda vinha das prisões e o seu significa.
    Dá-me um gozo interior imenso pensar que a maioria do rapazes que o faz... nao faz ideia disso! bj

    ResponderEliminar

Participa, pregunta, sugiere, hazme ver que no tengo razón en algunas cosas...