Algunos atuendos de Alta Costura son autenticas obras de arte. Y el lugar de las obras de arte es en los museos, como las prendas de Yves Saint Laurent que a partir de hoy se exponen en el Musée des Beaux Arts del Petit Palais en París.
El legado del costurero argelino, considerado como un hijo adoptivo de Francia, es el primer conjunto de prendas de Haute Couture a exponerse en este museo y la excusa perfecta para una escapada de fin de semana a la ciudad de las luces. Organizada por la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent, esta muestra reúne cerca de 307 looks que definen varios momentos de su carrera, desde los comienzos en la casa Dior en 1958 hasta la última colección personal en 2002.
En el recorrido podemos ver piezas tan emblemáticas como el vestido inspirado en la obra de Matisse que la actual primera dama francesa Carla Bruni desfiló durante sus años como modelo. Además se exponen también algunos de sus famosos smokings, algunos vestidos trapecio que diseñó para Dior o prendas de su emblemática colección Primavera/Verano 1998 donde Saint Laurent juntó dos colores tan improbables como el naranja y el lila. Todas las “obras” expuestas son de una enorme riqueza técnica bien como artística.
El costurero afirmaba muchas veces “conocer a las mujeres y a lo que les gusta y les sienta bien como nadie”. Así se justifica el haber tenido la osadía de vestirlas de forma más masculina. Y las mujeres encantadas, por poder libertarse de la rigidez de los escotes y de las faldas entalladas. Su manera de pensar y de entender el cuerpo femenino queda clara en los varios videos y fotografías que también componen esta exposición. Y este respecto por el cuerpo femenino se traduce en un respecto por la forma y por el corte del patrón, características que contribuyeron para que Saint Laurent sea visto hoy más como un modisto que como un diseñador de moda. Este cuidado con los detalles puede ser apreciado en muchos de sus sketches que también se exponen aquí hasta el día 29 de agosto.
La mayoría de las piezas que componen esta exposición han sido cedidas o reunidas por Pierre Bergé, el mejor amigo de Saint Laurent y su socio. Todas son emblemáticas y nos permiten conocer un poco mejor el hombre y artista por detrás de la marca YSL, que presentó su colección para el próximo Otoño/Invierno tan solo dos días antes. El lugar elegido para descubrir a un conjunto de prendas donde predominaba el negro y el blanco, las transparencias, el satín, el pelo y el plástico ha sido el Gran Palais. El exquisito mono en satín negro, las varias capas y las enormes cadenas doradas que se presentaron anteayer son una prueba de que pasados dos años de la muerte de su mestre, YSL sigue viva y de buena salud. La creatividad está ahora a cargo de Stefano Pilati que sigue innovando y manteniendo vivos los conceptos de masculinidad vs. feminidad que hicieron historia. Sin embargo, es muy difícil serse tan genial como Saint Laurent y Stefano no podrá jamás superar a su antecesor, como no lo pudo Tom Ford (la relación entre el modisto y el diseñador/director estadounidense era tan difícil que Tom llegó incluso a decir que consideraba que Yves Saint Laurent y Pierre Bergé eran ambos intratables y malignos).
Consensual o no (muchos, como Tom Ford, critican su carácter y señalan su adicción al alcohol y a las drogas, llamándole de “mouvais enfant”), la verdad es que el hombre que inspira a esta exposición fue único y sólo esta clase de personas se merece una exposición.
El legado del costurero argelino, considerado como un hijo adoptivo de Francia, es el primer conjunto de prendas de Haute Couture a exponerse en este museo y la excusa perfecta para una escapada de fin de semana a la ciudad de las luces. Organizada por la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent, esta muestra reúne cerca de 307 looks que definen varios momentos de su carrera, desde los comienzos en la casa Dior en 1958 hasta la última colección personal en 2002.
En el recorrido podemos ver piezas tan emblemáticas como el vestido inspirado en la obra de Matisse que la actual primera dama francesa Carla Bruni desfiló durante sus años como modelo. Además se exponen también algunos de sus famosos smokings, algunos vestidos trapecio que diseñó para Dior o prendas de su emblemática colección Primavera/Verano 1998 donde Saint Laurent juntó dos colores tan improbables como el naranja y el lila. Todas las “obras” expuestas son de una enorme riqueza técnica bien como artística.
El costurero afirmaba muchas veces “conocer a las mujeres y a lo que les gusta y les sienta bien como nadie”. Así se justifica el haber tenido la osadía de vestirlas de forma más masculina. Y las mujeres encantadas, por poder libertarse de la rigidez de los escotes y de las faldas entalladas. Su manera de pensar y de entender el cuerpo femenino queda clara en los varios videos y fotografías que también componen esta exposición. Y este respecto por el cuerpo femenino se traduce en un respecto por la forma y por el corte del patrón, características que contribuyeron para que Saint Laurent sea visto hoy más como un modisto que como un diseñador de moda. Este cuidado con los detalles puede ser apreciado en muchos de sus sketches que también se exponen aquí hasta el día 29 de agosto.
La mayoría de las piezas que componen esta exposición han sido cedidas o reunidas por Pierre Bergé, el mejor amigo de Saint Laurent y su socio. Todas son emblemáticas y nos permiten conocer un poco mejor el hombre y artista por detrás de la marca YSL, que presentó su colección para el próximo Otoño/Invierno tan solo dos días antes. El lugar elegido para descubrir a un conjunto de prendas donde predominaba el negro y el blanco, las transparencias, el satín, el pelo y el plástico ha sido el Gran Palais. El exquisito mono en satín negro, las varias capas y las enormes cadenas doradas que se presentaron anteayer son una prueba de que pasados dos años de la muerte de su mestre, YSL sigue viva y de buena salud. La creatividad está ahora a cargo de Stefano Pilati que sigue innovando y manteniendo vivos los conceptos de masculinidad vs. feminidad que hicieron historia. Sin embargo, es muy difícil serse tan genial como Saint Laurent y Stefano no podrá jamás superar a su antecesor, como no lo pudo Tom Ford (la relación entre el modisto y el diseñador/director estadounidense era tan difícil que Tom llegó incluso a decir que consideraba que Yves Saint Laurent y Pierre Bergé eran ambos intratables y malignos).
Consensual o no (muchos, como Tom Ford, critican su carácter y señalan su adicción al alcohol y a las drogas, llamándole de “mouvais enfant”), la verdad es que el hombre que inspira a esta exposición fue único y sólo esta clase de personas se merece una exposición.
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