Se plantea estos días en el Parlamento Catalán la legalidad de las corridas de toros. El mote lo dio Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que propone, con el respaldo de 180.000 firmas, la abolición de la fiesta. Y la Cámara se vio forzada a abrir la discusión sobre el tema.
Hoy siguieron los trabajos y las presentaciones de argumentos pro y contra la tauromaquia. Los taurinos y aficionados defienden la bravura del toro, su capacidad de generar endorfinas que anestesian el dolor, su condición de animal nacido para morir, la fiesta, la comunión en la plaza, la creación y manutención de miles de puestos de trabajo. Del otro lado de la bancada están los antitaurinos, filósofos y organizaciones de defensa de los animales que describen con detalle el sufrimiento del toro en la arena y reprochan la “tortura” a que unos sujetan el toro para que otros puedan disfrutar del espectáculo.
Desde Madrid ya han dicho que no se terminarán la corridas. De hecho, defienden todo lo contrario. Hace dos semana el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio González, anunció que su gobierno pretendía declarar la fiesta como “Bien de Interés Cultural”. Y aunque en Cataluña las plaza reciban cada vez más espectadores, como explicó hoy Pedro Balañá, el propietario de la plaza de toros La Monumental de Barcelona, la afición está prestes a recibir un gran NO.
Balañá añadió que existe un importante número de aficionados catalanes, que ha permitido que este espectáculo siga vivo incluso sin ninguna subvención o ayuda pública, pero que en los últimos años estos son considerados por algunos éticamente inferiores y son intimidados.
Los argumentos contra las corridas son igualmente pasionales y subjetivos pero más fáciles de explicar. A respaldarlos están las firmas que logró recoger ILP y las conciencias de cada uno de nosotros, que no vemos el arte por detrás de este “espectáculo”. Sin embargo pintores como Goya y Picasso o escritores como García Lorca y Hemingway y el cineasta Orson Welles ha conseguido ir más allá de la fealdad humana que trasparece de este espectáculo y descubrieron las “luces” por detrás de la corrida de toros.
Y no fueron los únicos. También la moda hace eco de la lidia y de los toreros. Mejor dicho de cómo lucen los toreros. La verdad es que si nos concentramos, si intentamos ver más allá, las corridas son un espectáculo con un color y riqueza de detalle interesantísimos. Desde el traje de luces hasta la iconografía de los trajes de los aficionados que componen la asistencia de cada corrida, todo puede servir como fuente de inspiración para la Alta Costura.
Sin ir más lejos, fijémonos en el interés demostrado desde hace unos años por Giorgio Armani hacia Cayetano Rivera Ordóñez. Español de los más guapos que he visto (y consensual). Torero, hijo de torero, nieto de torero. Mejor que luciendo trajes Armani sólo lo podemos ver en la arena luciendo un traje de luces Armani. Y este año, Cayetano también ha sido elegido imagen mundial del hombre Loewe y del nuevo perfume masculino de la marca.
En 2007 fue Galliano, en la colección de otoño/invierno que creó para Dior, quién hizo un guiño claro a las corridas de toros y al traje de luces. Por entre una diversidad de estilos que más parecían salidos de una Caja de Pandora, donde existían referencias a Marie Antoinette y a Arlequín, hemos vislumbrado claramente la inspiración taurina por detrás de algunas de sus prendas. Y, en el final del desfile, el mismo diseñador salió a agradecer vestido de torero de pies a cabeza.
Otro momento en que esta práctica inspiró a la arte de bien vestir fue en enero del año pasado. La marca de zapatillas Gola lanzó una edición especial firmada por Christian Lacroix e inspirada en el mundo de la tauromaquia. Cada uno de los ítems de esta colección estaba confeccionado en piel y tenía bordados que parecían calcados de un traje de luces. Un pequeño lujo que podía costar entre 174 y 291 euros y que le daría a cualquiera confianza extra para pisar donde fuera, incluso una arena.
Aparte de la propia colección individual de Lacroix, el año pasado otras marcas, como Fendi, Louis Vuitton, Dolce & Gabbana, Rimondi o Antonio Berardi, también vinieron a España a inspirarse para sus creaciones.
Esta primavera/verano la tendencia vuelve. Con menos fuerza pero igualmente perceptible. Las peinetas se han colado en nuestras cabezas y se han hecho imprescindibles. Son perfectas para las que tenemos el pelo muy escalado pero que no queremos dejar de hacernos trenzas. Ellas sujetan los pelos rebeldes que no paran de caerse.
También las colecciones prêt-à-porter de Givency, con sus boleros con hombreras o incrustaciones de piedras, y de Valentino, con sus bordados y volantes, dan su aportación a la fiesta.
Si se muere el espectáculo taurino morirán con él todos estos aderezos. Quizás en este tema no les iría mal a los españoles aprender de los portugueses, que están en un limbo moral con relación al tema de las corridas muy cómodo para algunos y mucho más justo para todos, principalmente para el toro. Allí están semi prohibidas las corridas. Lo mismo es decir que se sigue practicando esta tradición centenaria pero se añadieron pequeños cambios derivados de las preocupaciones de la modernidad. El toro portugués no es muerto en la arena, no es lidiado a caballo y antes es atizado por hombres a pie. Jóvenes chicos que protagonizan literalmente una lucha cuerpo a cuerpo con el animal.
Mientras los que tienen la responsabilidad de decidir acabar o no con las corridas (al menos legalmente) hacen su trabajo, las fashionistas nos vamos fijando en los detalles bellos de esta fiesta tan sangrienta.
La Fiesta, como em tudo na vida, a morte tem o seu momento de grandeza e de belo. Teresa
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