Para la curadora de la exposición donde estará la instalación final de Tunik, esta es la oportunidad perfecta para englobar una obra de arte de reconocimiento internacional y para formar parte de la red de participantes en las acciones de Tunik, dice procurando incentivar a los más vergonzosos. Y me refiero a estos porque a los que son un poquito más desinhibidos no les hace falta mucho incentivo o argumentación. Yo creo que nos sorprenderíamos con la cantidad de gente que se libraría de sus atuendos de buen grado si las leyes lo permitieran.
En España la constitución sí que lo permite. O mejor dicho, no lo prohíbe. Y como en democracia lo que no está prohibido está permitido, cualquiera que quiera salir por las calles a pasear desnudo lo puede hacer.
Muchas son las formas de aprovecharse de esta laguna (intencional o no) de la ley, y pueden envolver desnudarse totalmente de prejuicios o apenas prescindir parcialmente de las ropas. Barnamob dio el mote y en el pasado mes de enero hizo una propuesta indecente a sus seguidores: viajar en el metro de Barcelona sin pantalones vestidos. El reto fue aceptado por 257 personas y durante una tarde se pudo ver por toda la red de metro de la ciudad condal a un verdadero desfile de bragas y boxers.
No apenas empresas de marketing y de organización de eventos se han fijado en la importancia que viene adquiriendo la desnudez. Miembros de la Federación Española de Naturismo explican esta tendencia como la necesidad de sentirse más leve de responsabilidades y ataduras. Pero también como una forma ideal de contacto con la naturaleza, con nuestros orígenes y la forma más pura de cada uno.
Yo creo que paso de ver el lado más puro de mi jefe o del carnicero del supermercado delante de casa. Sin embargo, es bueno saber que este año está permitido enseñarlo todo o casi todo. Mostrar o insinuar más no tiene por qué tener una connotación apenas sexual, sino que puede traducirse en un empujón para nuestra auto-estima y ayudarnos a causar mayor impacte en aquellos con quienes nos relacionamos.
Enseñándolo todo seguramente lo que lograríamos no sería positivo, sin embargo dejar apenas partes estratégicas a descubierto puede "decir" muy bien de nosotras. Por ejemplo, Loewe propone que esta temporada dejemos la lencería aparecer, por encima de la ropa o asomándose como que ligeramente avergonzada por entre las demás prendas. Lo que hace media década era de poco gusto hoy es moda; y llevar a la vista los tirantes del sujetador lo único que "dice" ahora es que estamos informadas y seguimos las tendencias.
En mi caso particular confieso que a pesar de considerar bellísimas algunas propuestas de Loewe, principalmente el mini corpiño de la campaña publicitaria que la marca lanzó en todas las revistas, no termino de aprobar la desfachatez con que la lencería se presenta este año. Sin embargo, soy totalmente fan de la insinuación chic que podemos conseguir con las prendas de encaje o red. Materiales que tradicionalmente estaban escondidos, bajo las faldas de las señoras, salen a la luz y brillan más que cualquier otro este año. Todo sin nunca perder la clase y la compostura. Ni en verano, tal y como nos lo prueba Stella McCartney, ni en invierno, como anticipa Alexander McQueen.
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